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Foto del escritorLuz Marcela Vera

Alejandro Arena - Preparación y coraje

Actualizado: 22 ene 2021


Apareció algo tieso, vestido con un traje oscuro, frotó sus manos y de ellas, la cual mago en su acto cumbre de prestidigitación, surgió Plaza Mayor, el Centro Comercial más grande de toda la República Mexicana.

“Fue una circunstancia muy especial aquella en la que se dio origen a este centro. Los estudios que hizo Banamex en su tiempo fueron precisos y preciosos porque dijeron: “Aquí, a muchos kilómetros a la redonda, no hay centros comerciales; entonces no busques hacer un centro local, sino regional” -relata el mismo Alejandro Arena con mirada fija bajo sus muy pobladas cejas-.

“Los estudios mostraron que León tenía capacidad para un centro de 30 hectáreas; no hay ningún otro Centro Comercial que tenga esa extensión; pueden tener mayor altura, mayor número de locales, pero ninguno tiene el tamaño de Plaza Mayor… Tuvimos la fortuna de haber creado este centro comercial en una época muy difícil, por lo que a la competencia le dio miedo y no compitió con nosotros. Van a salir muchos más, pero ya no nos hacen mella. Este centro tiene 200 locales -Alejandro vuelve a frotar sus manos, cierra sus ojos y continúa. “Y ¿qué crecimiento podría yo esperar? Pues quiero decirte que -aparte de correr mucho mundo, porque soy inquieto- he visto que los centros comerciales que ya no crecen, de algún modo se anquilosan y se mueren; tienen que estar activos, tienen que estar vivos… por eso este centro comercial está vivo.



Ahorita andamos con la locura de poner a Aurrerá en un mejor lugar, porque es un mall, ya no cabe; se está pensando en pasarla a un terreno que tenemos enfrente. Ya estoy empezando a soñar; aunque ya no soy el director general soy el presidente del Consejo; entre mis funciones está ver qué se puede hacer ahí todavía, aunque ya no es bueno que haya más anclas, porque la relación con las anclas es un mal necesario (pero un mal extraordinariamente bueno, en el sentido de que no pagan tanto como los demás pero sin éstas no existirían los que más pagan: ésa es la realidad). Tenemos tres anclas muy grandes, seis subanclas encabezadas brutalmente por Zara, Sanborns, Mixup, Martí, Guess; ahora se viene Máximo Diuti.

Alejandro ¿Sabes cuánta gente visita el centro comercial por fin de semana o por día?

Tenemos espacio para 6,000 vehículos; los fines de semana el estacionamiento se llena, y hay algo muy interesante: llegamos a tener hasta un 30% de (visitantes) foráneos, desde Lagos de Moreno, San Francisco del Rincón, Purísima, San Felipe, Silao, Irapuato, Querétaro, San Luis Potosí, Aguascalientes…

¿Y cuánta gente está trabajando en esta área?

Podría suponer que si tenemos 200 locales y un promedio de 10 personas en cada local, simplemente de eso ya son 4,000. Luego las anclas: Liverpool solito tiene cerca de mil gentes en sus turnos, más los involucrados indirectos, la gente que transporta productos, la que los fabrica… muchos no son de la zona, pero hay 17 zapaterías, y el 80% de los productos es de León.

¿Hay algún estudio para saber qué demandan los clientes de las diferentes edades?

Te puedo decir que la mayoría de las compras las hacen mujeres, entre los 20 y 35 años. Los más jóvenes van, pero no tienen capacidad, ni decisión de compra. Y con la gente mayor pasa lo mismo: casi siempre van acompañados. Mi esposa es de ese segundo grupo: ya va con las hijas y los nietos. También es rarísimo ver a los hombres solos; yo rara vez compro un traje si mi señora no está de acuerdo.

Un centro comercial está casi hecho para la mujer joven…

Yo digo que sí. Normalmente, si vas a ver cuáles son las tiendas exitosas, éstas resultan ser las de ropa de mujer. Vete a meter un ratito a Zara, no a comprar, sólo ve, a la hora de hacer las colas para pagar.

Alejandro Arena es educado, rápido e impaciente y quizá impetuoso en el hablar cuando responde.

Alejandro, hace unos días, comentabas que el que arriesga, el que tiene coraje, es el que tiene éxito.

Sí, una parte importante es la preparación, porque si no la tienes, entonces el coraje, el estímulo, se da con cuentagotas. Muchos no tuvieron grandes estudios, pero eran tan inteligentes y tan capaces que suplían esa falta de escolaridad con la enorme capacidad que llegaron a tener; son garbanzos de a libra. Y la mayoría de los que hemos tenido algún éxito en la vida, se lo debemos en una gran proporción a que tuvimos la oportunidad de hacer una carrera y de hacer tres o cuatro estudios extras -en aquel entonces no eran doctorados ni todas esas cosas-.

Considero pues que si una persona, además de su capacidad, buena o mala, tiene conocimientos que le pueden ayudar en sus decisiones; se decide, y no se raja en el esfuerzo hacia una meta. Después de tener la capacidad y conocimientos que le pueden ayudar en sus decisiones; se decide, y no se raja en el esfuerzo hacia una meta. Después de tener la capacidad y conocimientos, sólo queda fijar claramente una meta: “¿Qué quiero hacer yo de mí? ¿Hacia dónde me quiero dirigir?”. Se necesita tener una clara visión de a dónde vas y el coraje para lograrlo a como dé lugar; contra bancos, adversidades y ciegos; contra todo. Yo siento que todos los muchachos deben tener muy claro que no nada más se requiere tener estudios, no nada más se requiere conocimiento, sino decisión: yo voy hacia allá y lo voy a lograr, tope donde tope.

¿Tú estuviste en la misma circunstancia?

Sí, definitivamente. Recuerdo bien que cuando mi padre nos faltó, el Centro Comercial Plaza Mayor empezaba a tener auge. Ya se había empezado con Aurrerá y con veinte tiendas; después a mí se me metió en la cabeza y convencí a mi papá de que estableciéramos Sears como la siguiente punta de lanza hacia un macro proyecto, no micro como el que teníamos entonces. Mi papá ya no lo vio terminado. Y de ahí para adelante empezamos a traer empresas como J.C Penney, Liverpool y los cines. Pero entonces se presentó el famosísimo y desastroso 1994 y 1995, y nos encontramos un gran escollo que aparentemente era insalvable. Teníamos en ese tiempo a J.C Penney, por inaugurarse; Liverpool, en un 80%, que entregamos en obra negra, y con un trato firmado con los cines con cláusulas perentorias. Si no se hacían ciertas cosas ellos no harían su inversión; eso hubiera sido para cualquiera un escollo. Mis hermanos prudentemente decían; “Alejandro, ¿qué vamos a hacer? Porque tú nos estás embarcando en algo que sólo Dios sabe a dónde nos lleve. Tenemos muy poquito dinero en comparación de lo que vale todo esto, pero no tenemos recuperación en efectivo.” Entonces los convencí de que se siguiera aquello, pero había que reestructurar la deuda que teníamos; no era mucha pero no había dinero para pagarla; terrenos sí, pero no dinero, y (les pedí) que me permitieran hacer la operación. Y el único que atravesó su firma fui yo, como aval único, porque estaba seguro de ello, porque era una de mis metas y además por lo que había visto y me habían dicho personas como Max Michel, como la gente de J.C Penney o la de los cines: “No puede fallar. Tienes las cuatro grandes primicias que necesita un centro comercial para ser exitoso: buen lugar, buenas anclas, buen estacionamiento; lo único que falta es que les empieces a tronar los deditos a todos para que empiece a caminar”. Y les tronamos los dedos y salió. Ya no tenemos ningún problema, gracias a Dios. Para hacerlo tuvimos que vender terrenos muy importantes, donde está SAM´S y lo que se le vendió a Wallmart; terrenos muy buenos que ahorita tendrían un precio mayor al que nosotros vendimos. Pero ese dinero dio la oportunidad de que floreciera el Centro Comercial y de que aquello tuviera valor, porque si hubiera sido al revés, aquellos terrenos sin este centro comercial, no hubieran tenido ningún valor. A veces nos preguntamos: “¿Por qué vendimos aquello? ¡Qué tontos fuimos!”. No, sin el éxito del centro comercial, aquello no lo hubiera tenido tampoco. Pero a lo que quiero llegar es a lo indispensable que es en la vida tener muy claro cómo quieres ir y con quién quieres ir…

Alejandro, cuando encauzaste toda tu experiencia para lograr esto, ¿pensabas en el éxito?

No; yo tenía una meta muy clara pero nunca creí que pudiera hacerla tan exitosa; el éxito fue superior a lo que yo soñé, nunca pensé que se diera tan aprisa… Es como una planta a la que le quitas lo que le sobra y le pones su abonito. Yo no soñé que se diera tan aprisa. Pensaba que, en León, con tantos problemas y su mono industria, se iba a tardar más que en México en salir adelante con un centro comercial como Perisur, Satélite, Santa Fe, que tuvieron una época de maduración larga… También tengo que reconocer que cuando el problema fue más serio y ya faltaba mi papá, una mujer maravillosa, mi madre, dijo: “¡Ah, jijo!, ¿y te me vas a rajar, desgraciado? No, yo no puedo tener un hijo rajón, fíjese”. Y adelante. Don Pedro Luis Uriarte, que es uno de los meros meros de BBV-Bancomer, dijo en Madrid algo impresionante y digno de tomarse en cuenta: “El país o la empresa que tenga más rapidez para detectar el cambio y cambiar, ése va ser el exitoso”, y eso es lo que en el mundo se va a dar con la globalización: la rapidez con la que detectes los cambios, te adaptes a ellos y te subas al tren lo más rápido posible, porque si te quedas pensando, a lo mejor ese tren ya se te fue, y los que van adelante sí entendieron el asunto, mientras tú no vas a llegar nunca.

Acaban de publicarse estas cifras: El 53% de la población son mujeres. El 65.5% de la población femenina en edad fértil es madre. Y sólo el 28.3% de las mujeres que trabajan tienen empleo de tiempo parcial. Tu obra está respaldada por las mujeres que compran, por las que te trabajan, por el apoyo materno. Eres un feminista completo y redondo.

Sí, Las dos personas más importantes en mi vida son dos mujeres: mi madre y mi esposa. La mujer es infinitamente superior en la capacidad tan brutal que tiene para amar las cosas: eso es muy importante, porque no nada más aman lo que tienen sino lo que desean tener, y eso en el hombre es más circunstancial; en su ámbito tan cerrado prefiere que no lo vean a que lo escuchen; la mujer escucha más que el hombre; actúa con más rapidez que él. Soy feminista. No obstante, en mi casa apoyo solamente a los hombres, porque las casadas siento que ya no me pertenecen y las dos que son numerarias están fuera de mi ámbito.

Siento que ya hay más oportunidades de que sea exitosa una mujer a que sea exitoso un hombre; no obstante, existen personas como Carlos Slim o Roberto Hernández, pero todavía vivimos una época de exclusión de la mujer. Aunque actualmente hay mujeres valiosísimas en el gobierno, pero están en un segundo plano; no hay ninguna en un primer plano. Y es impresionante cómo la mujer, en cuanto se le da la oportunidad de trabajar, es mucho más eficiente que el hombre. Voy a dar dos razones simplísimas: normalmente una mujer por un hijo hace lo imposible y lo indecible, y un hombre no tanto. Voy a repetir una frase cuyo autor desconozco pero que para mí es básica: “Un hombre, entre el universo y su casa, opta por el universo; una mujer, entre el universo y su casa, opta por su casa”. Una mujer defiende su casa porque es el motor que la hace ser como es; su casa, sus hijos, su núcleo familiar son lo único que tiene y lo defiende como gatito boca arriba. Me decía una señora: “Es lo único que le voy a dejar a mis hijos: la credibilidad del nombre”. Mira, en las oficinas de Plaza Mayor, cerca del 70% de los empleados eran mujeres; ahorita no sé cuántas sean. Cuando era yo director general el problema que teníamos era la maternidad; pero la maternidad en la mujer se da en escasos dos o tres meses y después no te vuelven a fallar por nada, no hay san lunes, no hay fiesta del compadre, nada. Las señoras se plantan en su trabajo y no hay quién las quite.

¿Qué piensas de los mexicanos que no tienen acceso a estas tiendas departamentales?

La capa social más alta no es la que más compra en Plaza Mayor, sino la clase media alta. Los centros comerciales van a tener un auge brutal porque siento que es el sexenio de la clase media; pues en cuanto se apoye a los muy amolados éstos van a empujar a los otros… Aun así veo que no está parejo. Y considero que, si realmente el gobierno ayuda a las mujeres a que salgan adelante, eso va a mejorar. Voy a decirte algo que me llama mucho la atención: ayudando a una mujer, ayudas en promedio a tres o cuatro personas; ayudando a un hombre lo ayudas a él; preparando a una mujer, ella transmite eso que sabe a los demás porque los quiere ver salir adelante. El hombre, por un machismo mal entendido, se traga lo que conoce; en cambio la mujer se lo pasa a los hijos. Yo considero que si Fox le mete durísimo a capacitar a las mujeres -no estoy hablando de escolaridad ni de grandes cosas- para que puedan desarrollarse como seres humanos, ganará un mundo de gente.

¿Piensas que si les diera una oportunidad más a las mujeres para capacitarse, México podría salir adelante más rápido?

Pienso que sí vamos a salir más rápido si eso se logra. Hasta ahorita los mexicanos hemos sido muy críticos de nuestras autoridades, y seguimos siéndolo, pero a la hora que nos toca a nosotros aportar: cero. Hablo del 99% al que le interesa muy poco la gente que no tiene recursos. Pero lo más triste es que, es la única forma en que México deje el tercer mundo. Este centro comercial se va a morir de inanición en el momento que no haya gente que compre, y si esa gran masa de gente amolada no crece, ¿quiénes van a comprar el día de mañana?.

Alejandro, ya está todo funcionando sin problemas. ¿Qué tan importante es para ti haberlo logrado?

Mira, como ser humano siento que cumplí una meta. Y me siento sumamente halagado de que se haya logrado. Pero ahora tengo otras metas y voy tras ellas como loco. A pesar de que ya rebasé los 70 años con buen tramo, siento que todavía tengo quehacer con las mujeres con el programa de micro créditos de Santa Fe, todavía tengo que impulsar a cuatro hombres, hijos míos, que tienen ganas de trabajar. Y no quiero que se vayan a dedicar a usufructuar algo que a lo mejor fue circunstancial; quiero que ellos también se fijen metas y prioridades y se lancen a algo. El tiempo se me está acabando, y no porque me sienta mal; estoy en un momento en que puedo hacer lo que no hice hace diez años. Mi meta es muy clara, pero siento que voy lento…

Alejandro Arena empieza a frotar sus manos, levanta sus cejas y cerrando sus ojos, por última vez, como buen mago desaparece. Sólo queda su obra, Plaza Mayor.

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