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Foto del escritorLuz Marcela Vera

Dra. Guadalupe Rivera Marín - Autorretrato de una feminista

Actualizado: 21 ene 2021

A cien años del nacimiento del gran Diego Rivera artista revolucionario, buscando vetas de vivencias y recuerdos en los seres más cercanos a esta figura, logré hablar con su propia hija Guadalupe Rivera Marín, doctora en derecho, con maestría en administración pública y actualmente directora del Colegio del Bajío, institución de enseñanza post-universitaria para la formación de investigadores y filial del Colegio de México y hoy por hoy la más bien reputada institución educativa del país.



NACIÓ DE LA CONFLUENCIA DE DOS TORRENTES HUMANOS


Guadalupe Rivera Marín nació de la confluencia de dos torrentes humanos: la famosa escritora Lupe Marín y el pintor Diego Rivera.

Manifiesta su herencia en lo recio de su carácter y en lo vigoroso de sus conceptos, que le permiten definirse feminista, "no como quien lucha contra los hombres, sino como quien discute y alega por los derechos de las mujeres, que es distinto". Como mujer política intelectual, junto con su padre fue militante en el Partido Comunista, el cual abandonó cuando se dio cuenta que la estructura del partido no era muy diferente a la del PRI. Por que el PRI es una opción de los que pensamos revolucionariamente dentro de la constitución, como dijo López Mateos.

Pero yo soy de las que critican al Partido. Considero que debe abrirse más, pues dentro se está generando una corriente de crítica orientada hacia una democratización que el pueblo reclama, y que se va a tener que presentar mucho más pronto de lo que esperamos.

La gente empieza a cuestionar, a politizar y acelerar las acciones..."


ELLA: NOVELISTA, BELLISIMA Y ELEGANTE


De su madre nos platica: "Era una intelectual. Tenía muchos amigos escritores, poetas. Llegó a escribir dos libros que pueden ser considerados corno pioneros de la actual corriente novelística mexicana.

Armó un escándalo, sobre todo con el primero de ellos, cuyo título es "La Única", que trata sobre su relación con Jorge Cuesta, con quien estuvo casada. Mi madre era una persona muy sensible, pero al mismo tiempo muy agresiva. Era bellísima. Tenía un ego enorme, pues estaba consciente de su belleza. Quería ser la mujer más elegante de México, y lo logró. Fue de las mujeres más connotadas.

Tenía un refinamiento enorme, muy buen gusto. Su vestir era despampanante; no se ponía vestidos que no fueran de seda, lana o terciopelo. Ella quería que yo también fuera de las mujeres mejor vestidas de México, que me casara con un millonario, que perteneciera a la burguesía. Ese era el modelo. Y sucede que soy una facha; me cuesta trabajo comprar mi ropa. "Este está pasado de moda, pero todavía aguanta", me digo cuando saco mis vestidos viejos del ropero. ¡Y me lo pongo, que es lo peor!".


EL CELEBRE PINTOR COMUNISTA


Fluyen en la conversación con la doctora Rivera Marín recuerdos, personajes y circunstancias: "Al casarse mi padre por tercera vez, con Frida Kahlo, conviví con ellos en la casa de San Ángel. Allí estaba el taller donde trabajaban.

A Frida la considero una mujer muy angustiada, no solamente por su cuerpo; tal vez a consecuencia de la neurosis. Era muy creativa, pero debió haber pintado más de lo que pintó. ¡Lástima! Desde que empezaba con un cuadro sufría, primero para escoger el tema; luego lo quería cambiar y hacía otro.

Tenía un enorme narcisismo. En eso se parecía mucho a mi madre.

Las dos eran tremendamente ególatras, cada quien a su manera. A la muerte de Frida, en 1954, mi padre le vuelve a proponer matrimonio a mi madre, pero ella dijo que no estaba dispuesta a perder su libertad otra vez. Era una independiente terrible, le gustaba ser ella y nada más. Las dos adoraban a mi padre, y él a las dos quiso mucho".

De Diego, su hija traza una perspectiva desde un ángulo familiar, íntimo: "El era una persona tan pródiga en todo... Tenía muchísimos aspectos a los que yo no tuve acceso por ignorante, porque para mí era un monstruo sagrado. Por mi edad yo tenía una serie de prejuicios que no me dejaron conocerle y que hasta cierto punto me hacían sentir marginada. Viví siempre llena de miedo frente a mis padres. La popularidad de Diego era tremenda. Salíamos a la calle y todo el mundo le detenía para saludarlo, pedirle autógrafos, hablarle, etc. Eso a mí me disgustaba muchísimo. Yo quería un papá para mí, no para todos.

Entre las personalidades que pasaron por la casa recuerdo a María Félix, Silvia Pina!, Dolores del Río, El Indio Fernández, Carlos Pellicer, Lázaro Cárdenas, Ramón Beteta, Ricardo Celada... Los izquierdistas iban a hablar de asuntos políticos, las mujeres, para posar... a mi me molestaba sobremanera rodeado de bellezas, y prefería evitarlo. Fue una víctima del asedio de las mujeres, pero él también las hacía objeto de su asedio.


CUANDO TROTZKY SE PUSO A JUGAR CANICAS


Lupe Rivera Marín recuerda que su padre la llamaba "Pico", porque su madre era el "Ciento". Recuerda también cuando Trotzky se puso a jugar canicas con ella, y el escándalo que se produjo a su muerte. Para 1955 Diego Rivera contrae nupcias con Emma Hurtado, de la cual Lupe Marín refiere: "Fue un matrimonio por necesidad.

A mi padre le era necesario una persona que le organizara sus exposiciones y que le acompañara en sus viajes. Fue su última compañera". Guadalupe Rivera Marín no heredó de su madre la elegancia, pero sí su vocación por la escritura; la dejamos trabajando en un libro sobre su relación con su padre, en el que narra con emotividad sus experiencias familiares transcurridas a la sombra del gran artista guanajuatense.

7 Diciembre/1986

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