Sebastián - El número ordena y jerarquiza mi escultura
Actualizado: 20 ene 2021
- "La fuerza del arte de las culturas antiguas lejanas del mundo grecolatino y el descubrimiento de los valores del arte prehispánico ha enriquecido a los artistas contemporáneos quienes lo han asimilado en sus obras con huella propia”. - Comenta Sebastián, escultor Chihuahuense. Artista moderno que decidió voltear a ver sus raíces e integrarse a lo que él llama el constructivismo latinoamericano con las piezas escultóricas de figuras geométricas que viven al aire libre en diferentes lugares del país y del extranjero. La escultura de Sebastián es para remontarse a imágenes que cambian, absorben y reflejan diversas experiencias y latitudes, para plasmarse en fantasías de proporciones, un goce estético.
LA ESTRUCTURA DEL UNIVERSO
-Sebastián, ¿Qué es la geometría para ti?
Moviendo la melena canosa y con la sonrisa en los labios, responde: "Me
agarras en frío, pero ahí va. Para mí, la geometría es la estructura del Cosmos.
La geometría es muy noble, muy lógica, pero es también muy profunda.
Con la geometría, puedes diseñarlo, puedes construirlo todo.
Sabemos que todo está regido por la estructura, hasta la materia orgánica.
La naturaleza es geometría, y yo parto de esa naturaleza para tratar de inventar una segunda naturaleza, que es mi mundo creativo”...
-Entonces ¿Qué papel desempeñan las matemáticas en tu escultura?
-Un papel fundamental, porque ya en sí la geometría es matemática cuando la analizas profundamente. En el terreno de lo transformable de las piezas escultóricas y sus tensiones y contenciones, es muy importante la topología de la tercera dimensión, que es la que se refiere al volumen. La topología es una rama de las matemáticas que es una especulación sobre el espacio. Yo utilizo algunas funciones topológicas como punto de partida del análisis de los cuerpos regulares de la geometría, aplicándoles otra rama científica que es la cristalografía, tomando en cuenta el sistema regular de la cristalografía, que es el sistema cúbico.
-Se te facilitan estas áreas, ¿Verdad?
-Con decirte que desde niño yo ya sabía que iba a ser escultor. A mí me gustaba mucho el volumen, la tercera dimensión, la geometría, quería ser arquitecto y luego terminar como pintor o escultor.
No pude estudiar arquitectura porque en mi casa no había dinero y ya no pude seguir la prepa, y me vine a México a estudiar artes plásticas.
Entonces mi vocación estaba ya muy definida como artista. Yo estaba mejor en matemáticas que en otras disciplinas, por ejemplo, yo era pésimo para el español. Pero con el tiempo eso me valió este amor que le tengo a los números. Yo no soy un matemático ni me interesa serlo. Yo soy un artista interesado en el rigor de las matemáticas para aplicarlo a mi obra, porque puedes hacer toda una fantasía de proporciones sin lo estricto de un cálculo matemático profundo, pero entonces la estructura de tu obra carecerá de consistencia. Por eso el número es muy importante en mi escultura, porque ordena y jerarquiza sus distintos elementos. Pero te repito que no es mi pretensión ser un genial científico. Yo lo que quiero ser siempre es un buen artista, un buen escultor.
- Cruza sus piernas para continuar -: "Durante mi estancia en San Carlos, descubrí que tenía que aprender un lenguaje propio. Porque cuando llegué de Chihuahua, tenía cierta habilidad para dibujar, pero nada más. Me daba cuenta de que tenía sensibilidad y que tenía que aprovecharla de manera que yo me definiera como hacedor o creador. Y viendo en ese momento las últimas tendencias artísticas, decidí escoger un punto de partida entre el arte cinético y el op art, porque eran las tendencias más consistentes, más fuertes. Bueno, dije, pues voy a tratar de encontrar con la geometría un código, un lenguaje muy personal que no tenga conexiones directas con la geometría europea, sino que tenga que ver con mis raíces... Porque tú vas descubriendo al ver la historia plástica de Latinoamérica, que tenemos una vocación constructiva"...
-Sebastián, ¿Qué artista ha influido más en tu obra?
-Henry Moore. Cuando yo era adolescente -sonríe--, creía que un inglés moderno no podía tener nada que ver con el mundo mexicano. Y cuando me enteré de dónde partía Moore para hacer vital su obra, por si dar fuerza a sus volúmenes, para hacer existir la vitalidad en la tercera dimensión, no podía creerlo. Lo que es el mundo de la piedra, incluso su composición, lo aprendió de los prehispánicos mexicanos. Fue entonces que conocí el mundo constructivista latinoamericano. Me di cuenta de que teníamos raíces más profundas, pero también más sensuales, más cálidas, más vitalistas, más orgánicas.... Una obra de arte de México es igual de profunda que una holandesa o una egipcia. Y cuando rebasaban los límites de la excelsitud, ya las puedes valorar como universales y no compiten entre sí, son mundos diferentes, pero a la vez son lo mismo.
UN LENGUAJE MADURO
Galardonado en 1980 como miembro honorario de la Real Academia de Arte de Holanda, Sebastián continúa ininterrumpidamente trabajando y viajando para analizar áreas donde se colocarán sus figuras, el ambiente, clima, luz, perspectiva, proporciones.
Dime ¿Qué materiales utilizas?
-Todos los materiales susceptibles de ser utilizados en la escultura -aclara de inmediato el artista-, aunque el que me es más a fin es el fierro. También he trabajado oro, plata, bronce, plástico, madera, zinc, cartón... Yo pienso que un artista, cuando tiene un lenguaje maduro, debe tener la pretensión de hacer época, de dejar un estilo con su manera de diseñar. No sólo en la escultura, también diseñando un mueble, un arete, diseñando todo lo diseñable. El artista en su época debe ejercer una influencia sobre el mundo.
-Asúnsolo, escultor mexicano, no podría ser encasillado en el esquema que tú estás dando...
-Asúnsolo hizo medallones increíbles, lo que pasa es que su tendencia estaba en otra dirección. Asúnsolo es un hombre con gran habilidad, con gran capacidad plástica, pero que nunca superó sus influencias francesas. Él estaba llamado a ser el representante de la escuela mexicana de escultura, y no pudo con ese paquete. Es mi paisano, pero la verdad es esa...
-Sebastián, creo que con el color puedes manejar una forma; sublimarla, acallarla, hacerla agresiva. ¿Qué criterios utilizas tú para aplicar el color a las esculturas?
-En la escultura urbana y en la escultura abstracta geométrica hay reglas ya establecidas por cuestiones psicológicas y visuales. Dentro del entorno urbano te funcionan más ciertos colores que otros. Para mi manera de tratar el espacio, los colores que llaman más la atención y enriquecen más mi volumen son el rojo y el azul, pero yo hago un azul muy especial, algo que vibre a nivel urbano. Y el rojo es para ver a distancia, que va muy bien en mi tipo de diseño. Todo esto, lo dominas a través de la experiencia. Porque una obra con un lenguaje maduro se entiende aquí y en China. El arte es universal.
7 ENERO DE 1990
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