Francisco Núñez - Enseñar a la computadora a través del ritmo a pensar y sentir como yo
Actualizado: 16 dic 2020
A partir del teclado, que es el punto de unión entre la música clásica y la música electrónica, el músico Francisco Núñez ha realizado interesantes experimentos combinando la música purépecha -que lleva en la sangre- con la música electrónica.
LA MÚSICA ELECTRÓNICA
Vestido con un traje a rayas y camisa negra, la figura de Francisco Núñez se endurece y hace más delatador el acecho de sus ojos. No así su persona accesible y atenta, como una mescolanza de música con instrumentos acústicos mecánicos y electrónicos.
Núñez facilitó este trabajo con el entusiasmo más propio de un entrevistador que del entrevistado;
el diálogo tuvo mucho de monólogo, de remembranza, de enseñanza, de asombro ante la tecnología en la electrónica.
"Siempre he tratado de encontrar el porqué de las cosas. Hoy en día el conocimiento científico es indispensable para el artista. Así como un pintor tiene que conocer fisiológica y psicológicamente cuáles son los efectos del color en el individuo para poder correlacionar distintos colores en su obra, el músico debe conocer los efectos de los sonidos en el hombre de una manera científica y no a través de la tradición o del dogmatismo. Esto me hizo que yo investigara por mi cuenta desde pequeño". Moviendo su cabeza junto con sus recuerdos, Francisco continua: "Yo me inicié en la música desde los tres años, al mismo tiempo que recibía información sobre la música purépecha, una de las músicas más puras de Michoacán, donde yo nací. En Uruapan tuve de profesor a un sacerdote que me enseñó a cantar.
Mi contacto con la música se lo debo al canto. Yo creo que aquel que no siente internamente la necesidad de cantar no puede ser músico. Uno oye al director de orquesta que le pide al violín que cante y le pide a la flauta que cante. Es decir, queremos que los instrumentos imiten la maravilla de la voz humana. La voz es prácticamente como la guía a través de la cual la expresividad llega a su culminación. A los 18 años me fui al Conservatorio Nacional de Música. Ahí recibí influencias de grandes artistas como Ángel Esquive, Gilda Cruz, Rosario Andrade..." Cruza su pierna, sintiéndose cómodo... "Puedo decir que disfruto tanto tocando al piano, haciendo música con un cantante, y componiendo una obra con computadora y música electrónica.
Me doy mis gustos de repente, y me canto mis arias de ópera o una canción ranchera.
Me gusta la música a secas, y no hago distingos entre un género y otro, porque la música nada más tiene dos categorías: buena y mala... -Se humedece los labios-.
En mi formación musical existe la influencia del músico michoacano Miguel Bernal Jiménez, el pedagogo más importante en materia de música que ha tenido nuestro país. Él tiene un libro maravilloso que se llama La Técnica de los Compositores, en donde desmenuza prácticamente todo lo que han hecho los grandes músicos para crear sus composiciones, y una de sus aportaciones fundamentales en este libro es su teoría del ritmo, elemento que ha sido entendido de una manera muy distorsionada en Occidente, desde el Canto Gregoriano hasta la música del siglo XX. El ritmo es el elemento a través del cual comprendí que tenía que encontrar un lenguaje propio para poder enseñar a la computadora a sentir y a pensar como yo mismo. He desarrollado ya una teoría sobre el ritmo. He recurrido a los puntos de vista y a las aportaciones de pintores, de literatos, de fotógrafos, comunicólogos, psicólogos y científicos de todo orden, porque el factor ritmo prácticamente equivale a aquello que hace, desde el punto de vista de la bioquímica, que se produzca de repente la vida.
Cuando en un silencio total aparece un punto minúsculo que es un sonido equis, a partir de ese momento se explica en otra dimensión lo que es el antes y el después. El silencio no tiene desde el punto de vista filosófico sentido del ritmo, porque el silencio es precisamente la ausencia de sonido.
En mis conversaciones me doy cuenta de que son muy pocos los artistas que tienen un gran oficio, que han pensado en las diferentes definiciones del ritmo. La armonía no es prácticamente un elemento substancial al arte musical. De hecho, en el siglo XX no existe ya el concepto de simultaneidad"
COMPUTADORAS Y RAYO LÁSER
Hace más o menos unos veinte años se fundó el primer Laboratorio de Música Electrónica en México, en el Taller de Composición del maestro Carlos Chávez. El ingeniero Pavón, pionero de ese laboratorio, construyó el primer sintetizador mexicano y diseñó un mecanismo que es creador de imágenes a partir del sonido. A sus pasos llega Francisco Núñez como el fundador del segundo laboratorio oficial de Música Electrónica.
Con una trayectoria discreta y consistente que abarca varios géneros por su talento natural: Estudios como compositor y Pianista Concertista 1970 y 71; 1er. Premio Manuel M. Ponce 1974; 1er. Premio Silvestre Revueltas en composición 1976; 2do. Premio por su poema sinfónico "Reforma" 1980. Y en 1977, director de la Escuela Superior de Música de Bellas Artes.
Buscando la apertura a la posibilidad tímbrica, a una propuesta sonora que provoque estados y atmósferas diferentes, Francisco Núñez viaja a La Haya y a París, visita los principales laboratorios de Alemania, España y Suiza, y participa en la XII Conferencia Internacional sobre Computadoras y Música Electrónica, para poder traer a México la información más reciente sobre los avances en sintetizadores, en educación musical por computadoras, y en el procedimiento de la partitura por computadora mediante la impresora láser.
LA MÚSICA EN LA TERAPÉUTICA
Con un lacio mechón cayéndole sobre la frente haciéndole fruncir el ceño marcado por una línea que sube de entre sus ojos, la voz de Francisco fluye explicando la aplicación del sonido en la medicina. "Médicos franceses están utilizando la electrónica y los sonidos para encontrar soluciones en particular al cáncer.
La psicoacústica es una disciplina que habla de la relación que existe entre el sonido y el individuo, de la manera que un sonido va a afectar emocionalmente a un escucha. Las células del organismo humano vibran en determinada frecuencia. Cuando la célula se encuentra con un diapasón adecuado a su frecuencia, se pone, digamos, feliz y emite un sonido. Se usa este diapasón para que las células vibren, y de esa manera las células malignas se destruyan. Los dentistas usan las ultra y las infrafrecuencias, en algunas operaciones microscópicas que por lo mismo son imperceptibles al oído humano. Hay sonidos que no oímos pero que modifican el ritmo cardíaco y que pueden producirle a alguien una alteración nerviosa. Por ejemplo, la espantosa contaminación sonora de la ciudad de México hace que el oído se defienda por sí solo.
Hay una serie de filamentos que impiden la audición. Es una suerte de bloqueo en el organismo que no se puede evitar. Incluso en las discotecas y en los lugares donde la gente oye música de rock a altísimos decibeles, la gente siente que el sonido le retumba en las entrañas, porque va matando algunas neuronas, y esto definitivamente es terrorífico por el daño irreversible que produce en el cerebro".
EL LENGUAJE POÉTICO Y EL MUSICAL
Ya para terminar, le pido a Núñez hable sobre la relación entre el lenguaje poético y el
musical: "La poesía es el lenguaje más evolucionado que existe, y la música es el lenguaje que más se ha tardado en madurar, por ser el más abstracto. La música le debe a la poesía su existencia. Yo soy músico porque amo al ser humano.
Yo como músico, como creador, me dirijo a mis congéneres, ya que el ser humano es el centro prácticamente de todas mis pesquisas como músico. Yo simplemente hago música porque es una necesidad interior que me fluye, y me considero afortunado porque tengo el placer inmenso de poseer el sonido en muchas de sus dimensiones.
Efectivamente, Francisco Núñez ante todo goza al ejecutar su trabajo en esa rama irreversible que es La Música Electrónica.
29 Enero/1989
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