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Foto del escritorLuz Marcela Vera

Heraclio Zepeda - Cuentos, cuentos y cuentos

Actualizado: 22 ene 2021


“La culpa de todo la tuvo una urraca. Mi abuela contaba que, por una falta de atención de la comadrona, en lugar de enterrar mi ombligo una urraca se lo llevó y que por eso no tengo el pie bien puesto en la tierra.” –Es la voz de Heraclio Zepeda; Consejero de la Sociedad General de Escritores de México, miembro del Comité Nacional del Partido de la Revolución Democrática, Director de Radio UNAM, ganadero, artillero, miembro del Partido Comunista, Diputado Federal, Profesor en Pekín o en La Habana, viajero, periodista, conferencista, pero antes que otra cosa fundamentalmente un cuentero. Quien habla, mucho, y agradable. Porque Heraclio Zepeda además de escribir y contar cuentos se enorgullece de nunca haber realizado actividad alguna que le moleste.


“Cuando fui profesor compartí lo que aprendía, porque usted sabe que un maestro es el primero que aprende en la clase, en Chiapas, en Veracruz, en muchas Universidades. Hoy sigo siendo profesor invitado, pero ya nunca de tiempo completo como antes, porque descubrí que hay momentos en que ser profesor conlleva un peligro gigantesco, que es el de creer que se puede saber todo. Cuando uno deja de ser alumno y cree que es realmente maestro, es fatal. A mí siempre me gustó reconocer cosas que no sabía, y entonces preferí ser alumno toda la vida.”

Una de las características de su vida ha sido viajar; usted ha vivido en la India, en China, en la Unión Soviética, en Cuba… ¿Por qué ha sido tan importante para usted peregrinar?

”Yo creo que uno puede estar en cualquier lugar del planeta, porque los hombres y las mujeres son iguales en todo el mundo. Las características de las culturas nacionales son simplemente rasgos de carácter exterior. Por fortuna, he podido vivir en todo el mundo, pero sin embargo creo que ahora estoy profundamente enraizado en mi tierra. El único lugar donde uno puede vivir realmente en forma total –al menos nosotros los mexicanos-es en la propia patria, donde están generaciones acumuladas.”

“Un viaje es siempre una invitación a la aventura, así sea a China o a Tlaxcala, el simple hecho de cambiar de horizontes, de cambiar de aires, de formas particulares, de cultura, es ya por-tentoso. Y para mí a través de esta entrevista, concluyo que mis vivencias son el amor a la propia tierra, que cada hombre y que cada mujer considera que el planeta empieza en su propia casa.”

En “El asalto nocturno” Premio Nacional de Cuento 1974 habla de un viaje en el mar, sobre una ballena y su narración es tan realista, que me hace pensar que usted pudo haber vivido las experiencias que describe…

“No creo haber escrito un cuento de algo que no conozca, pero tampoco creo haber escrito un cuento únicamente de lo que vi. Un cuento es una agrupación de atmósferas en las que uno vivió o creyó vivir, o de mundos que uno presintió, o de asuntos que uno vio o creyó ver.”

“Si yo únicamente escribiera de lo que veo, entonces estaría haciendo un trabajo periodístico, lo cual es bueno también, porque todos los trabajos son dignos, yo tuve la fortuna de haber sido amigo de mi padre, y ahora que soy viejo me doy cuenta que eso le cambia a uno la relación con el mundo, y hace que desde muy joven se aprenda la generosidad, aprenda el respeto mutuo y pueda caminar con gran confianza por el mundo. El tenía un profundo respeto a las actividades humanas, decía que había que aprender a ver cuánto esfuerzo está acumulado detrás de una tortilla, porque hay gente que se sienta en la mesa y se olvida que del plato a la boca hay una larga cantidad de esfuerzos que no registra y que por eso mismo no respeta. Pues bien, mi papá y yo viajábamos mucho, teníamos mucha relación con el campo, con la agricultura, con la ganadería, con los animales, y un buen día para mi fortuna nos fuimos a vivir a la orilla del mar, y me acostumbré a ver el mundo que se desarrollaba en la vida diaria de los pescadores, de los marineros pobrísimos que bogaban en cayucos construídos por sus propias manos, a tejer sus propias redes, a tantas cosas que plasmé en ese libro Asalto Nocturno.

Enorme y grueso como el personaje de algún cuento con grandes bigotes entrecanos, Heraclio Zepeda parece salido de un cuento. Usted es un cuentista y no un cuentero que es una gran diferencia.

“El cuentero es el que inventa un mundo con la palabra viva; el cuentero es oral. Al caer la tarde, la gente se reúne en rededor de él y el entrega de boca a oreja el tesoro esplendido de su imaginación… El cuentista trabaja con la palabra escrita, y por lo general es un hombre culto, un hombre que sabe que está haciendo literatura, el cuentero tiene un oficio solidario, siempre está rodeado de sus amigos; el cuentista tiene un oficio solitario, porque para escribir hay que estar a solas.”

“Yo creo que todos los cuenteros podrían ser grandes cuentistas, si aprendieran a leer y escribir, pues muchos de ellos son analfabetos. Lo que sí no es fácil es que cualquier cuentista pueda; esto es infinitamente más difícil. Un cuentero nunca repite un cuento igual, y por supuesto jamás cuenta un cuento de otro, sino que lo inventa. Junto a los cuenteros hay gente que escucha y después repite los cuentos, pero esos jamás serán cuenteros. La relación que hay entre un cuentero y un contador de historias es igual a la del poeta y el declamador. El creador, el artista profundo, es el cuentero; el contador de historias es sólo un intérprete, aunque también es un artista. Por su talento como actor, Sir Lawrence Oliver era un gran artista, pero Shakespeare es Shakespeare. Para mí es una gran fortuna poder caminar en el pie del cuentero y en el pie del cuentista. He aprendido que hay cuentos que nacen para ser contados y cuentos que nacen para ser escritos. Y muy pocos de ellos tienen la ambivalencia de poder ser escritos y poder ser contados.

La gran limitación es cuando el cuentero muere, el cuento pasa a ser propiedad de los contadores de historias o cuenta-cuentos, los cuales poco a poco lo irán deformando. Ahora la única solución para esto son los cassettes. El cuentista trabaja en forma diferente. Todo cuentista escribe un cuento de golpe. Mire, cuando me encuentro un colega que me dice: “Hace seis meses que estoy escribiendo un cuento”, yo por dentro pienso; “Pues reza, porque va a nacer muerto”. Ningún cuento puede tener un embarazo tan largo. Nace de golpe, y en esto se parece mucho al poema. Neruda decía que tenía que ser redondo como un anillo y simple como una lámpara. Después podrá tener el cuentista toda la vida para corregirlo, pero su estructura fundamental nace así, de golpe. Lo decía muy bien Cortázar; el cuento se gana por knock out; la novela se gana por decisión. A mí me da una gran satisfacción mi oficio de cuentero y si un buen día yo veo que el cuento ya no puede dar más, que desde mi punto de vista es un cuento redondo, entonces me convierto en cuentista y lo escribo. Y en ese instante me entra una tristura gigantesca, porque en ese instante lo he matado, porque nunca más podrá tener el cuento aquella capacidad que tenía de transformarse, de vivir y de cambiar. En ese momento la letra se convierte en el catafalco de la palabra, lo que garantiza que el cuento no será deformado después.”

Creo que en su oficio hay algo muy importante, la imaginación que bien desarrollada proporcionando la unidad que llega a crear veracidad…

“Mire, la imaginación no puede ser confundida con la mentira, porque la mentira siempre va en contra de la dignidad de alguien, siempre es para ensuciar a alguien. Cuando un relato no ensucia, sino que enriquece al mundo, es simplemente una verdad literaria que tiene tanto derecho a existir como la verdad histórica, yo muchas veces he visto que acusan de manera terrible a un niño de mentiroso, cuando él simplemente está inventando un mundo. A mí me pasó que estudiando secundaria, un tío me regaló una cámara fotográfica con un rollito para doce fotografías, y él me lo entregó con once ya tomadas, ya nomás quedaba una, y en mi pueblo ¡dónde iba yo a conseguir otro rollo!... en esa época estaba enamorado de una muchacha maravillosa que se llamaba Marcia, -Heraclio cierra sus ojos y riendo a la vez, prosigue- y yo creo que por eso fui marxista desde muy joven, esta Marcia era de una belleza deslumbrante, entonces yo le quise tomar inmediatamente la fotografía No. 12, pero yo veía que cada vez era más bella y no me atreví a tomar la foto, porque pensaba que al día siguiente sería el momento adecuado, pero llegaba el día siguiente y Marcia era aún más flor, más perfecta, hasta que un día que amaneció nublado me sorprendió que Marcia, ese día tenía aún más luz, y entonces entendí que Marcia no reflejaba el sol, sino que ella era un sol, y ahí tomé la foto, y me entró una tristeza tan terrible porque pensé: “¡Pero qué tonto soy! Mañana Marcia hubiera sido el sistema solar completo”. De ahí inventé un mundo, un cuento”.

Los chiapanecos son buenos contadores de historias, excelentes relatores, con razonamientos a base de anécdotas, ¿eso le ha dado problemas o le ha abierto las puertas?

“Me ha hecho vivir una vida maravillosa y si volviera a nacer volvería a hacer lo mismo, sería un aventurero. Lástima que actualmente la palabra tenga la implicación de irresponsable, de oportunista o de inético.

Me gusta la aventura, pero en el sentido exacto que tenía ese concepto en el siglo XVI, porque siempre creo que lo que no he visto es lo que me interesa, y que todo lo que tengo puedo cambiarlo.”

Una última pregunta: ¿dónde le gustaría morir?

“Naturalmente, cerca de donde perdí el ombligo…”

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