Jesus Vazquez Garcia - Tenemos que voltear hacia la humanidad
Actualizado: 24 ene 2021
J. de Jesús Vázquez García (León Gto., 1945) es egresado de preparatoria de la Universidad Militar Latinoamericana. Padre de familia y zapatero “por convicción, vocación y formación”. Como director general de Manufacturera de Calzado Vave, ha proyectado a esta empresa a nivel nacional e internacional. Tiene una larga trayectoria como empresario y como servidor público en su ciudad natal; ha sido consejero en diversas instituciones bancarias, industriales y educativas, como Sapica, en el Centro Internacional de Negocios (CIN). Conalep y Conexpo-Poliforum, en cuyo Consejo de Administración colabora hasta la fecha. Fue también miembro del equipo de transición en el área de Política Turística y obtuvo el reconocimiento Eslabón 95 en Conalep, por su apoyo a la vinculación entre los sectores educativo y empresarial.
“Creo que no soy merecedor de esta distinción que me hacen al tomarme en cuenta… conozco bien mis limitaciones. Pero lo agradezco, para mí es un honor inmerecido; estoy a tus órdenes”.
Es la voz de Jesús Vázquez quien recién empieza a hablar con una sonrisa cálida y constante, a lo largo de toda la plática, enterado de que el propósito de estas entrevistas es dar a conocer la imagen de profesionistas que se han destacado con su hacer por Guanajuato.
Tú eres un hombre que por su esfuerzo ha logrado crear Manufacturera de Calzado Vave, una fábrica ejemplar, donde laboran 300 empleados con un trabajo digno y todos respetados como personas, produciendo zapatos para niño del sector escolar. ¿Qué significa todo esto para ti?
Pues no puedo negar que para mí es un motivo de satisfacción; pero más que satisfacción personal, me da gusto por nuestra gente: verlos en la empresa trabajando con esperanza, en armonía, con un compromiso derivado de la conciencia que tenemos en grupo, del momento histórico que nos toca vivir y al que debemos responder con una actitud muy positiva. Aspiramos a seguir progresando…
El tiempo pasa muy rápido: Hace treinta y ocho años que me inicié en la industria del calzado y, créemelo, parece que fue ayer. Te ruego me disculpes si de repente me gana la emoción, voy a tratar de contenerme.
Chuy Vázquez se arregla inconscientemente con sus gruesas manos los lentes de aros dorados, que con ese ademán vuelven a su lugar.
“Es muy bonito ir logrando los objetivos que nos hemos propuesto en equipo. ¿Qué viene a mi cabeza? Pues mucho agradecimiento; a mi familia, que tanto me ha apoyado, desde mis padres, mis hermanos, en su momento; mis hijos, nuestros proveedores que han confiado en nosotros.
Pero sobre todo a nuestros obreros, que han puesto su disposición para hacer de ésta una empresa donde nos dé gusto trabajar. Somos gente creyente y sabemos que Dios está con nosotros. Definitivamente, en este proceso siempre nos hemos encomendado diario a Él y yo creo que Él nos ha apoyado porque sabe que esta empresa tiene objetivos limpios.
Para ti ¿qué significa el bienestar social, y qué tan importante puede ser como una estrategia económica?
Pues estamos bien conscientes de que este siglo, si queremos llevarlo adelante, tenemos que voltear hacia la humanidad, al desarrollo de nuestro personal.
Nosotros tenemos un Departamento de Recursos Humanos y un Departamento de Desarrollo Integral, pues tomamos en cuenta que, para salir adelante, debemos poner énfasis en la capacitación de nuestra gente a todos los niveles; partiendo de nosotros, las cabezas. Sabemos que somos responsables de su capacitación constante; para saber dirigir nuestro trabajo diario debemos tener un alto espíritu de autogestión, de autodirección, de autocapacitación. Necesitamos tener empresas que no generen ganancias, sino que generen utilidades, partiendo del principio de que sean para todos; que sea útil para nuestros colaboradores, que sea útil para nuestros proveedores, que sea útil para la comunidad en general; que tengamos conciencia de que México nos requiere; tener no un espíritu patriotero sino un espíritu nacionalista. México requiere de todos nosotros.
¿Qué es para ti la verdadera política industrial?
Estar conscientes y actuantes en el desarrollo de nuestras empresas; tener una mentalidad globalizada. Yo creo que ésta la podemos entender como el ser competitivos, el ser productivos, el incursionar en nuevos mercados, tener estrategias de comercialización bien formadas y bien desarrolladas y, sobe todo trabajar con espíritu siempre, con una visión de crecimiento.
¿Por qué pensar siempre en crecimiento, por que no quedarte donde estás?
El crecimiento debe ser permanente. Yo creo que al crecimiento podemos interpretarlo como sinónimo del cambio; crecimiento de nuestras estructuras internas; crecimiento de nuestras políticas internas de convivencia entre todos nuestros colaboradores; crecimiento en tecnología; crecimiento hacia los sistemas más actualizados de comunicación; a eso me refiero yo cuando digo que debemos estar en crecimiento permanente.”
Su voz es parte del sonido y olor de la producción zapatera que emite la fábrica ubicada justo a los pies de su oficina. Siempre cerca de su gente.
Como presidente de la empresa que lleva a cabo todas estas formas de desarrollo ¿con qué alimentas ese esfuerzo?
Con la satisfacción de otorgar una fuente de trabajo. Esto es muy motivante para un empresario: dar una nueva fuente de trabajo. El crecimiento lo debes realizar con la conciencia de que el empresario -para mí en lo personal, y respetando la manera de pensar de los demás- es un apostolado; se trata de servir a los demás. Nosotros tratamos de servir a través de un producto y un servicio de calidad, no solamente en el producto sino también con la calidad de las personas que estamos procesando ese producto. Aparte, en el caso del zapato de niño, tenemos la conciencia de que estamos calzando un pie en formación. Entonces es muy satisfactorio que el 30% de nuestro producto esté ya compitiendo en mercados europeos, en los mercados americanos, centroamericanos, sudamericanos; calzando esos pies de niños, con la integración con nuestra comunidad, con nuestra sociedad.
¿A dónde crees que la política comercial va encaminada actualmente?
Debemos tomar en cuenta que el mundo está abierto, que somos una aldea universal y que tenemos que ubicar la política comercial en este nuevo acontecer de búsqueda de mercado de calidad y orientarla hacia la productividad, hacia la integración de nuestras empresas, para poder estar presentes en cualquier mercado. Nuestra labor tendrá que ser la de sostener nuestras fuentes de empleo, trabajando a un ritmo adecuado, y buscar los mercados que requieran. Esta política quizá puede ser cuestionada por mis compañeros de Industria o mal interpretada, no obstante, si las puertas se abren para que nosotros podamos salir a otros mercados y tengamos nuestras plantas productivas trabajando al ritmo que sea. Yo he oído mucho que somos un país en vías de desarrollo, y si estamos en vías de desarrollo es porque aspiramos a ser un país en desarrollo.
¿Cómo ves actualmente la experiencia de unirte a las circunstancias de un país que quiere dar un gran paso?
Para mí hay dos palabras claves en este acontecer mundial: las alianzas y el servicio. Si nos aliamos con las empresas con las que debemos aliarnos para incursionar en las exportaciones -de hecho, hemos concretado alianzas con empresas de Alemania, con empresas americanas, de Dinamarca con los brasileños o con los españoles- pues lo tendremos que hacer para poder seguir generando riqueza, fortalecer una empresa que genere utilidades para todos los que participamos en el negocio. Porque las empresas deben generar lucro, un lucro que podamos compartir, un lucro bien entendido: que podamos tener los recursos para estar actualizados en materia de tecnología, para invertir lo que sea necesario en la capacitación y el desarrollo de nuestra gente, tratando de que sean cada día familias con un mejor desarrollo cultural y educativo. Esta empresa tiene la característica de que estamos bien conscientes de que es una empresa donde no hay “estrellas”. Somos un equipo de trabajo bien integrado y con el compromiso formal de darle carácter humano, equilibrio entre lo económico y lo humano. En Vave, sabemos que debemos seguir aprendiendo.
Chuy, ¿a qué llega un empresario a tus años, con tu experiencia cuando ya solidificaste tu alrededor, y todavía tienes en tus manos la posibilidad de aliarte y de crecer?
Mira, te voy a hablar con el corazón; te voy a hablar con toda sinceridad: -Los ojos claros de Chuy Vázquez se nublan mientras se reacomoda toda su figura dentro del traje gris tenue, para decir claramente;
“Yo he decidido en este momento de mi vida reafirmar ese espíritu de servicio en el que fui formado. Estoy dispuesto a dar todo sirviendo a los demás. ¿Cómo? La vida me presenta muchas oportunidades, gracias a Dios, de hacerlo y lo voy a hacer. Estoy determinado: yo nací para servir y lo voy a seguir haciendo no solamente en el área de los zapatos. Hay muchos lugares que requieren de nuestra participación firme y decidida, y ¿por qué no? Filantrópica. Yo he llegado, en este momento de mi vida, a servir bien cada día de manera más eficiente. Yo tengo 55 años de edad y creo que es un buen momento para retribuir a mi comunidad, a mi sociedad, a mi México, algo de tanto que he recibido.
Este año le propuse a la empresa que yo no quería ser ya Director General. Quiero ser gerente de Patrimonio y Desarrollo Humano de esta empresa.
El país esta luchando por bajar la inflación, por tener un Producto Interno Bruto más alto, por abrir otras opciones de trabajo…
Los empresarios siempre debemos ser muy cuidadosos de tener a nuestros líderes empresariales para que representen en todo momento a nuestras instituciones; pero aquí no es solamente por criterio nuestro, sino por el de nuevas generaciones. A problemas externos, soluciones internas. Aquí en Vave sí podemos ser más eficientes, más productivos; aquí si podemos invertir en desarrollo productivo, aquí si podemos desarrollarnos. Yo quiero mucho a Vave porque me ha dado la oportunidad de capacitarme y siento el compromiso de retribuirle. Yo no estoy haciendo nada fuera de lo que debo hacer: esa es mi obligación; tengo que recurrir a mis raíces, reafirmarlas con nuestra misión y procurar, dentro de lo humanamente posible, ser más ético, ser más profesional, más solidario con nuestro país.
¿Qué va a pasar cuando tú no estés, Chuy?
No va a pasar nada; va a continuar esta empresa porque hay un camino a seguir. En esta empresa hay democracia y participación de todos; no es el seguimiento de lo que dice el Director General sino la participación de los criterios.
¿Es tu corazón el que pide dar este paso y dejar de ser el director de la empresa?
-Dibujándose una amplia sonrisa en su rostro rubicundo, afirma:
“Me he dado cuenta a través de los años, de que tengo una misión bien clara, bien definida, y creo que puedo ser un apoyo para que esto se logre cabalmente. Porque esto no es un destino: es un camino que se tiene que seguir y de esa manera yo también tendré la oportunidad de servir fuera de la fábrica. Recuerdo con gran cariño a mi padre y madre, ambos nos enseñaron a querer mucho a nuestra ciudad, a nuestro país, nos inculcaron que había en nosotros una obligación de servir a los demás.”
¿Y qué dice tu familia de todo esto?
Creo que esta pregunta te la podría contestar Jesús, mi hijo, porque él lleva la misma línea de conciencia empresarial. No es un cambio fácil, pero para mí es muy bonito tomarlo. Es una determinación total: no hay vuelta de hoja. Mi familia me ha apoyado mucho en mis decisiones, ellos saben que en mis decisiones siempre están presentes; ellos me entienden, me comprenden, me apoyan, y eso me compromete a tratar de hacer las cosas de la mejor manera, para llegar a la verdadera congruencia: el equilibrio entre el decir y el hacer.
Uno de los valores que más me gusta de nuestra fábrica es “el buscar y el ser”; y el ser, unido con nuestras acciones diarias, tratando de trascender en nuestro trabajo, en nuestra familia, en nuestra religión. Entonces yo soy un hombre comprometido a tratar de tener una buena actitud ante la vida, y las aptitudes que Dios me ha dado, debo desarrollarlas lo más que pueda dentro de las limitaciones humanas, que sé perfectamente que las tengo. Sé que tengo un espíritu de lucha con el que me van a enterrar. Yo si sé a dónde voy, y no es a otra cosa más que el servicio. “Dormí y sabía que la vida era alegría…” dice Tagore. Y existe la alegría de ser sanos y la de ser justos, pero hay sobre todo la hermosa, la inmensa alegría de servir.
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