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Foto del escritorLuz Marcela Vera

José Luis Cuevas - La creación es una evocación

Actualizado: 19 ene 2021

“Yo quiero ser pintor”, fue la decisión que tomo aquel niño de ocho años, que cursaba el tercero de primaria en la escuela de gobierno Benito Juárez, donde miraba con enorme atención los murales de Roberto Montenegro que decoraban la biblioteca.

"En esa época - comienza a relatar el reconocido y polémico artista José Luis Cuevas -, en un concurso infantil de dibujo a nivel nacional, gané el primer premio desarrollando el tema de la vida del niño campesino, y entonces es cuando surge el conflicto, digamos, familiar".

Los hermanos Cuevas fueron programados para la profesión que agradara al padre, sin preguntarles cuál sería su vocación.

A José Luís se le había señalado la carrera de arquitectura, pero éste impone su vocación definitiva dentro del ambiente paternalista, no obstante, la franca oposición que desata y que hace le retiren el apoyo económico.

Mientras, ingresa como alumno irregular a la escuela de escultura de La Esmeralda.

"Poco después me independizo parcialmente de la familia y pongo mi primer estudio en la calle de Donceles, en el centro de la ciudad de México, y -sonríe ligeramente- es cuando tengo mi primer amante: una modelo de La Esmeralda. Yo tenía catorce años y ella treinta, más o menos".

José Luis Cuevas nace en los altos de una fábrica de papel y lápices donde su padre trabajaba como gerente: El Lápiz del Águila. La fábrica estaba ubicada en el callejón del Triunfo, entre Fray Servando Teresa de Mier y Chimalpopoca, barrio en el que abundaban los desprotegidos. De esta fábrica se le dan desde la infancia los elementos que determinarán de alguna manera su dedicación al dibujo.

"Mi padre todavía vive y nunca ha visto con simpatía mi actividad. Sus argumentos contra mi carrera eran los de siempre; que vas a llevar una vida bohemia y esos prejuicios, aunque yo nunca pensé que la carrera de pintor dejara dinero. Creo que la vocación del artista es un poco como la vocación religiosa. Uno nace con una inclinación a algo, con una facilidad y necesidad de expresión a través, en este caso, de las artes plásticas".


EVOCAR


Entre lo más interesante de la obra de Cuevas se encuentran las ilustraciones a los textos de Franz Kafka y Los diarios eróticos.

- Dime, José Luis, ¿para tí evocar es crear?

"Sí - responde con ese aire de desamparo que le caracteriza su mirada -, la creación es una evocación porque en el artista las primeras vivencias son muy importantes. No sé qué psiquiatra dijo que el hombre es el hijo del mundo. Picasso decía que su obra de pintor era una especie de diario. Yo diría que son más bien memorias. Hay una especie de incapacidad para reflejar lo inmediato. O sea, algo que me aconteció hoy es difícil que yo lo pueda reflejar a través de mi obra. En cambio, algo que me aconteció hace algunos años si lo puedo reflejar. Algo vivido hoy mismo no lo recuerdo. No tengo espíritu de reportero para reflejar lo inmediato. El estilo personal en el que yo me he expresado estaba ya de alguna manera en el terribilísimo del barrio pobre donde pasé los primeros años de mi vida. - Reclinándose sobre un largo sofá agrega: "Había una calle que era zona roja, y yo soy en mi infancia un espectador de esos suburbios... ".

- El color nunca se ha dado en ti. Tu obra es fundamentalmente de dibujante...

- Así es. Nunca he sido colorista. Nunca me he expresado a través del color. Me he expresado a través de la forma, a través del dibujo. A México lo veo yo como un país en blanco y negro. Mi obra tiene influencia del arte precolombino mexicano, que es un arte de formas, un arte de escultores. Hay una poderosa tradición plástica mexicana que no es de coloristas. El color no lo siento. Lo siento como algo decorativo. El colorista, es más sensual. Mi dibujo, es más cerebral, más intelectual...

SOY UN OBSERVADOR DE LA CONDICIÓN HUMANA

José Luis Cuevas porta con aire juvenil pantalón, blusa y tenis blancos con un saco beige oscuro de tela gruesa donde guarda los anteojos de bolsillo. Su pelo lacio, sus dientes alineados, su mirada aparecen constantes en su pintura sin reflejar edad.

- ¿Por qué tu obsesión por el autorretrato?

- Es una fijación del presente, o cuando menos pretende serlo. La intención del autorretrato diario es en el sentido de llevar un registro del paso del tiempo, pero aun en el autorretrato no está en presente, porque no me presento muchas veces como soy, sino como fui. Me presento niño, joven, adulto... Viendo al espejo me estoy viendo en el presente, con el pasado hay una relación más fuerte. Pero, en fin, el autorretrato es una parte de mi obra. Todos los días es lo primero que hago. Es una manera de empezar. Así ejercito la mano, pintándome a mí mismo. - Sin poder estar quieto, José Luis mueve su pierna mientras habla y mira, diciendo lo que siente - : "El tema obsesivo de mi obra es el ser humano. No pinto paisajes ni naturalezas muertas. En una composición mía lo más importante es definitivamente la presencia humana. Soy un observador de la condición humana. Pero el artista expresionista ve más allá de las apariencias. Ve lo que la demás gente no ve. Yo acabo de dar una conferencia en la que dije: "Si la gente supiera cómo la veo, no se acercaría a mí..."

- Con una sonrisa apenas esbozada continúa - : "Es una especie de intuición. Yo tengo una capacidad que les sería muy útil a los psicólogos (ríe). Lo que pasa es que yo tengo una especie de prurito para decir siempre la verdad. Es como una especie de descaro las cosas que digo, es que son ciertas. Creo que a través de las entrevistas de la prensa y lo que escribo, es de lo que hago yo un psicoanálisis.

Mira, hay un libro que se llama Confesiones de José Luis Cuevas.

La autora venía todos los días y hablaba conmigo. Ella se sentaba, y yo empezaba a hablar recostado boca arriba ahí en ese sofá…

Ahorita estoy a punto de recostarme (ríe), para sentirme que estoy en sesión psicoanalítica".

ADORO A LAS MUJERES

Hay una película de Francois Truffau, se llama El Hombre que amaba a las Mujeres, y me haces recordar al protagonista, que refiere a su terapeuta todas sus anécdotas, sus vivencias todas relacionadas con personas del sexo femenino... ¿Te consideras un hombre que ama a las mujeres?

- Sí, las amo, las adoro. Por supuesto...

- Y si no eres correspondido, ¿Qué pasa?

- Nunca me ha sucedido.

- ¿Tanto así?

- Disculpa mi inmodestia, pero de veras es una experiencia no vivida y que definitivamente yo no soportaría. Eso no quiere decir que absolutamente todas las mujeres me hagan caso. Lo que pasa es que no corro riesgos. La capacidad mía de ver más allá de las apariencias me permite saber perfectamente qué tipo me va a responder. Uno lo sabe, uno no es un don-Juan-imbécil-que-se-lanza-a-todas-las-mujeres.

Tengo un amigo que yo he visto que ha sido rechazado en la forma más brutal por parte de las mujeres. Y él se ríe. "Qué es lo que pasa", le digo. "¿Cómo es posible que no te deprimas?"...

"Es que yo a la semana - me dice me les lanzo más o menos a unas veinte mujeres. De ésas, dieciocho me rechazan y dos me hacen caso. Tengo dos mujeres diferentes cada semana". (Reímos). Ese es otro punto de vista. ¿Entiendes? Ahora vamos a suponer en mi caso que de cien mujeres noventa y nueve me aceptan y una me rechaza. Esa que me rechaza me produciría tal estado de depresión, que ya no me importarían las otras noventa y nueve. No he sufrido rechazos porque no he corrido riesgos. Yo soy más amigo de las mujeres que de los hombres. Como que se establece una mejor comunicación.

- Recargado sobre su brazo continúa - : "El mexicano sale a la calle para verse con los cuates y hablar de las mujeres. Yo con los hombres nunca hablo de las mujeres y soy dócil cuando trato con ellas... " (ríe)

- La rebeldía se da en ti desde tu juventud.

- Desde los cincuentas, escribo un manifiesto llamado La Cortina de Nopal en contra de la pintura nacionalista, y traigo por consecuencia que el arte mexicano sea mucho más plural. Ya no sería únicamente académico o folklórico o político (como en el caso de los moralistas). Fue algo que yo enfrenté, y de alguna manera el rumbo del arte del país siguió otra dirección debido precisamente a mí. A partir de entonces las cosas tuvieron que cambiar. Hubo una transformación no únicamente dentro de la pintura, sino también dentro de la cultura nacional.

- ¿Y por qué te rebelas?

- Es un rasgo de carácter de todo artista. Un artista debe ser anti convencional. Debe buscar nuevos caminos siempre, no encarcelarse como las demás gentes.

El prolífico dibujante expresionista de proyección internacional José Luis Cuevas, siempre provoca odio o admiración, sin términos medios. Cuevas, Premio Nacional de Arte ha donado una colección de casi mil obras al pueblo de México para el Museo de José Luis Cuevas.


Así es José Luis Cuevas.


12 NOVIEMBRE 1989

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