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Foto del escritorLuz Marcela Vera

Martha Chapa - La esfinge egipcia

Actualizado: 18 ene 2021


Llegó al mediodía deslizándose sigilosamente, y se acurrucó lentamente en una de las sillas llenas de sol, donde brillaron sus tonos cafés y negros. Mientras estiraba sensualmente su cuerpo, paseaba sus ojos tímidos y sagaces a su alrededor, sometiendo a su magia a aquellos que se detuvieron a mirarlos..

UN GATO, UN ÁGUILA, UNA PALOMA, UNA VÍBORA.


Martha Chapa, mujer que se ve en cuadros famosos, toma sus pinceles cada mañana para emprender el esbozo de una manzana. La que fascinó a Eva, la que perdió a Atlanta, la que mordisqueaba Schiller, la que hipnotizó a Cézanne, la que se está gestando en aquél árbol..."

Paralelamente incursiona en una nueva aventura plástica: el autorretrato de los cuerpos de animales.


LM.- ¿Cuál es la razón de las diversas metamorfosis que sufres en tus autorretratos?


MC.- Bueno, esto obedece a una razón muy sencilla. Yo creo que todos los seres humanos andamos en búsqueda de una identidad: Lo que queremos es poner nuestra huella digital en el mundo. En la búsqueda de esa identidad yo pintaba muchos retratos y paisajes de una manera tradicional. Yo quería tener una huella digital, pero lo de Martha Chapa no lo sentía. Entonces pensé en convertirme en la mejor pintora de frutas, y dediqué una larga temporada de mi vida a pintar manzanas, peras, granadas, higos, membrillos, en fin, la fruta que me parecía más bella.

Pasaron los años, y un día tuve una exposición en el extranjero con un gran éxito, yo no entendía por qué. Finalmente me enteré que era por mis manzanas, y en ese momento me dí cuenta de que 28 de los 40 trabajos eran en honor a la manzana, y realmente pues me puse a reflexionar. Un crítico de arte me dijo: "Qué maravilloso. Encontró su camino y ahora hay que caminarlo". Claro que caminarlo fue muy difícil, porque hacer consciente algo que estaba haciendo inconscientemente, a mí me detuvo y me asustó. Sin embargo lo acepté y fue un reto para mi imaginación... También inconscientemente Martha Chapa se pasa su mano entre su pelo castaño claro varias veces mientras continúa: "De alguna manera, se cree que yo pinto solamente a la manzana, pero mis autorretratos surgen como una necesidad de introspección, de saber qué pasa en mi interior. Yo necesito saber quién soy, a dónde voy, por qué voy, con quién estoy, qué quiero ...

Las respuestas las encuentro en mis autorretratos. La personalidad está conformada por

muchas facetas. Nos aceptamos como buenos, o nos aceptamos como muy puros o muy valientes, pero no queremos aceptarnos con todos estos matices. Yo empecé a representarme como un águila, como una paloma, como una víbora, como un gato, que es un animal que me encanta, a sabiendas de que no es el más perfecto. De él me gustan sus movimientos, me gusta su forma, me gusta todo lo que representa, me gusta su independencia ... Así, yo tengo algo de cada uno de esos animales, porque al fin y al cabo el hombre resume todo el universo".


UNA PINTURA MUY COCINADA


Martha Chapa, además, es autora de dos libros de cocina: "La Cocina Mexicana y su Arte", y "Cocinando el Fruto Prohibido (guía para pecadores)". - ¿Cómo combinas la pintura con la cocina?


Martha cruza las piernas entre su fino vestido de lino negro. "¡Ah!, esas dos pasiones que tengo. Mucha gente piensa que es ilógica, incongruente la presencia de una pintora en una cocina o de una cocinera en un estudio. Pero hay una gran interrelación semántica. Si tu escuchas en el lenguaje de un pintor: "Esta obra de arte está muy cocinada", eso quiere decir como que está muy trabajada. Por el otro lado, hay quien dice: "Esta salsa sabe a Bermellón". Una cazuela viene siendo un lienzo. Querámoslo o no, la cocina es un arte. Muchas veces puedes saber la paternidad de un guiso porque en él se está manifestando la personalidad de autor.


LM.- ¿ Y realmente eres buena cocinera?


MC.- Muy buena cocinera; en términos familiares, claro, porque los grandes chefs son hombres.

Es una curiosa paradoja, ¿ verdad?

Soy buena cocinera porque me gusta tanto, me apasiona tanto. Fíjate que es importantísima la cocina. Acabo de leer una tesis muy atrevida: que la cocina hizo al hombre. Que a través de la necesidad de comer se hicieron los primeros intentos de comunicación verbal... Podemos conocer la historia de un pueblo a través de sus costumbres alimenticias. Y pues nada menos Balzac dice en uno de sus libros: Dime qué comes y te diré quién eres. Entonces yo quiero enfocar la cocina desde la parte cultural, artística, filosófica, y además la gozo muchísimo. El resultado de este enfoque son mis libros. El primero de ellos está constituido por recetas a base de manzanas y ensayos alrededor de esta fruta. México tiene una cocina maravillosa, y yo quiero seguir haciendo libros sobre ella. Pero le dedico muchísimo tiempo más a mi trabajo plástico que a la cocina.

EL EPICENTRO DE LA VIDA


La tarde pasa ante una bugambilia que salpica de color naranja las palabras de Martha Chapa, un ser que habla sobre el amor, la familia y la mujer.

'"Yo creo que el amor es el centro de todo, finalmente. Para mí, es el epicentro de la vida. Si no tuviera el sentido del amor, de alguna manera no tendría yo razón de existir. Ser madre, es amor. Es la experiencia más grande, más bella haber sido madre. La maternidad te hace sentir muy plena, muy integrada a la naturaleza. Te hace sentir parte del Cosmos. Ser esposa, es amor.

Mi marido es un hombre muy inteligente y me ha apoyado mucho. El pertenece a una generación anterior a la mía, y entonces ha sido para él muy difícil adaptarse a las exigencias del presente. El deseaba una compañera así, toda sumisa, que le sirviera el plato, que estuviera dedicada absolutamente a servirlo.

La nuestra, es una relación mucho más verdadera porque sale de la conciencia. Es una relación que se da frontalmente, al mismo nivel. No es una relación de súbdito a señor, no hay sumisión.

Yo creo que ese tipo de relación se está poniendo a prueba a diario. Es algo que corre muchos riesgos. Pero para mí es la única razón de que exista el matrimonio como la oportunidad de crecer juntos, de hacer una vida en pareja, pero desde la conciencia y desde la lucha, desde el trabajo.

-Una vez más, Martha se pasa la mano entre su melena corta, haciendo una leve pausa-. Indudablemente -recalca-, yo creo, como tu lo sabes muy bien, para las mujeres significa una lucha doble, triple muchas veces. Aparentemente hemos cambiado tanto, y sí hemos conquistado muchas cosas, pero hay algo tan enraizado, que está hasta biológicamente determinado.

Yo creo que todavía nos falta mucho por conquistar a las mujeres. Muchas veces ser mujer significa desconfianza. Todavía estamos en la etapa de comprobar que tenemos capacidad para trabajar. Decir hombre es decir lo opuesto, confianza. Los avala la sociedad. Las mismas mamás de alguna manera los hemos apapachado, siguen teniendo la necesidad de ser servidos ... Yo siento que para la mujer es muy difícil, mas no imposible. Hay que amar mucho".


LM.- Martha, hay algo que me llamó mucho la atención en uno de tus libros. Dices que lo que pintaste ayer no te gusta hoy. ¿A qué se debe esta actitud?


MC.- A una necesidad muy imperiosa de superación, de evolución. Yo creo que no hay nada tan humillante como que le digan a uno ¡Ay!, estás igualita. Dices tú, bueno, ¿de qué me sirvió haber leído tanto, viajado tanto, pintado tanto, si al final estoy igualita?. Creo que de alguna manera ser diferente en un momento dado está hablando de una inquietud permanente que te impide decir: "Bueno, ya la hice, ya me quedo aquí muy tranquilamente". Yo tengo el deseo de seguir incursionando, de conocer, de vivir y de crecer juntos en todos los sentidos.

Porque yo creo que el crecimiento profesional, si no se acompaña de un crecimiento personal, no es válido. Para bien o para mal, quiero tener el valor de probar, quiero seguir caminando, quiero seguir en esta lucha de manera permanente.


La constancia del esfuerzo que Martha Chapa ha hecho para realizar todo lo que se ha propuesto, le otorga una gran distinción.


Como mujer y como artista.


En esta era de especialización, donde la vida de los artistas se clasifica por periodos, Martha Chapa ha logrado la conquista día a día, como un fruto hermoso e intensamente femenino. Engarzada alquímicamente en el cuerpo de un animal, el rostro de Martha Chapa confirma las reminiscencias divinas de la Esfinge Egipcia.


6 AGOSTO 1989

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