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Foto del escritorLuz Marcela Vera

Cosme Vera Morales - La Hotelería es mi vida

Actualizado: 16 dic 2020

Aquel Don Guillermo Vera, abriendo su primer hotel en la calle Juárez de esta ciudad de León, Gto. no se imaginaba que estaba fundando una dinastía hotelera en el centro del país. Ahora su hijo Cosme, con el inseparable puro, desde un sillón de su oficina, rodeado del personal que labora, de planos, teléfonos y fotografías (con rostros similares al suyo), hace un paréntesis para hablar de él. Con sus ojos de mando y tristeza café, recuerda en voz alta:

"Don Guillermo fue un hombre con mucha visión, que se cultivó solo. Fue hijo de españoles, pero nacido en México. En alguna ocasión que vino a la Feria se quedó a radicar aquí, abriendo el primer hotel de toda su vida, le gustaba servir, atender, tener contacto con la gente. En la época de la Revolución aguantó idas y venidas de los distintos grupos armados (esto en el Hotel Francés).

En ese entonces yo tenía 3 o 4 años, y recuerdo que llegaban unos y salían otros. Los villistas fusilaban a quienes ayudaban a los carrancistas y viceversa, pero don Guillermo recibía a unos y a otros. Al final tuvo que salir del país. Se fue a España seis meses.

"Dándose unos segundos, Cosme Vera parece visualizar en su pensamiento esa entrañable imagen"

Ya en el Hotel México-prosigue-, tuvo fama por el servicio que daba en el restaurant, ofreciendo gratis jarras de leche y cestos de pan dulce. En una ocasión estuvo viviendo en el hotel un periodista americano muy original, que escribió que había en México una ciudad con un hotel donde regalaban la leche y cobraban el agua (porque él tenía que comprar botellas de agua mineral) -sonríe-.

Efectivamente, sus precios eran ridículos, cobraba cinco pesos por desayuno, comida y cena con la habitación. Y fue en esa cocina donde se originó el famoso Puchero y el Fiambre. Fue la época dorada del Hotel de México. Los toreros y artistas de cine concurrían a los eventos que ahí se realizaban:

la coronación de la reina durante la Feria del 20 de Enero, los banquetes del primero de noviembre y todos los bailes del año. Toda la vida social de León giraba en el patio del hotel".



EL FAMOSO "HOTEL MEXICO"

"Fue en el Hotel México" donde yo fui aprendiendo verdaderamente lo que es el negocio de la hotelería.

Aunque me retiré en dos temporadas: la primera a los 10 años, cuando junto con mi hermano El Chacho, estudiamos en Los Angeles... Te estoy hablando del año 1930-35. A pesar de que mi padre nos adoraba a sus dos únicos hijos, se desprendió de nosotros y nos mandó a estudiar por tres años a Estados Unidos. Y luego ya joven, cuando me dediqué a los cines, que llegaron a ser 18, desde Querétaro hasta Zacatecas, Dolores Hidalgo, Guanajuato, Irapuato, León y Lagos. Pero todo con Don Guillermo a la cabeza. Un hombre muy trabajador hasta el último día de su vida en que muere en mis brazos." Por un momento en sus párpados pesan los recuerdos donde los años no han pasado. Y tratando de borrar tristezas, lanza un hongo de humo que sube con sus palabras: "A su muerte, me correspondió trabajar, siempre con María Teresa a mí lado, el Hotel México y el Hotel Rioja de Irapuato, que estaba en construcción.

Al terminar, me interesé en construir un hotel de 170 habitaciones en la ciudad de Guanajuato, donde faltaba la estructura de hotelería necesaria. Y con este hotel nace entonces la Cadena de Hoteles Real de Minas. El nombre me lo sugirió una persona muy querida, que llegó a ser parte de la familia, el Sr. Jesús Zamora, basándose en la inscripción del escudo del Estado de Guanajuato: Santa Fe y Real de Minas de Guanajuato.

Al terminar este hotel, seguí con el de León. -Maquinalmente se acomoda sus gruesos bigotes-. Para poder seguir construyendo, iba hipotecando uno para hacer el otro. Hipotecamos el Condesa para hacer el de Irapuato. Hipotecamos el de Irapuato para hacer el de Guanajuato, etc. Cada vez iba haciendo los hoteles más adecuados. Anteriormente no había salones de conferencias, no había bares ni albercas. El Hotel México no tenía más que 52 cuartos, un comedor y una cantina para hombres (reímos). No había ningún otro servicio. Actualmente son diez o quince los diferentes atractivos que tiene un hotel: salones de conferencias, salones de banquetes, jardines, albercas, estacionamiento, comercios, lobby, bares, áreas de esparcimiento, salas de información, un servicio telefónico muy moderno (puedes llamar directamente desde tu habitación hasta cualquier parte del mundo)… En fin, el hotel ha ido evolucionando con la velocidad de la tecnología".

EL HOTELERO INDIVIDUAL MAS GRANDE DEL PAIS

Querétaro era una plaza con un futuro muy grande, pues sólo había el Casa Blanca. Hipotecando otra vez, Cosme Vera compra El Jacal que transforma en un hotel de 200 habitaciones. Así hace también con San Luis Potosí. "Ahora me metí a construir otro hotel en San Miguel Allende, llegando con éste a ser el hotelero individual más grande del país. Lo que significa una gran satisfacción, un sentimiento de realización de una obra que parecía interminable. - Tamborilea con sus dedos sobre planos abiertos-. "En total tenemos mil doscientas habitaciones y 900 empleados.

Estoy invirtiendo en mí país. Esto es una muestra de confianza en México. Porque México es decir León, para mí lo es todo. Porque no hay ningún otro lugar en el mundo que me pueda dar tanta satisfacción simplemente al pronunciar su nombre. Yo he visto cómo ha crecido mi ciudad, cómo se ha desarrollado y cómo es ahora una gran urbe. Mi padre acostumbraba a decir que le daba mucho gusto cuando hacían un nuevo edificio. El consideraba que hacían un mueble de su casa".

¿Y después de terminar el hotel de San Miguel, Qué piensas hacer?

Yo creo que ya me retiro. Hay que dejar el campo a las nuevas generaciones. El hotel de San Miguel Allende me está costando mucho, mucho trabajo. Ha sido una prueba final".

- ¡¿Y qué harías tú retirado?!

Pues dedicarme a lo que es propio de mi edad.

¿Y cuál es tu edad? -"Mi edad-, responde con la honestidad que le es característica mi edad es la de un hombre maduro que ya cumplió lo que tenía que hacer en la vida. Ya no tengo las mismas facultades que antes.

Yo siempre he sostenido la idea de que no hay que tratar de darle años a tu vida, si no hay que darle vida a tus años.

Cosme Vera termina cruzando sus brazos sobre el pecho, mirando con esa impaciencia congénita que lleva su vida. Puedo afirmar con seguridad y sin apasionamiento que es un hombre que sabe cómo andar en la vida. Andar con el deseo de trabajar, dejando huella. Andar con la herencia de servir y de haber formado una familia.

25 Diciembre/1988

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