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Foto del escritorLuz Marcela Vera

Lic. Mariano Gonzalez L.- La Villa de León se fundó en terrenos del minero guanajuatense Juan Jasso

Actualizado: 10 ene 2021

Eran las típicas nanas tradicionales de pueblo:

Dolores y Pachita, las que le narraron los primeros cuentos.

Una de ellas quedó ciega pero vale habían abierto los ojos a la luz de la fantasía. En la casa de patio y traspatio, "lleno de vejestorios", como lo recuerda el niño asmático de cinco años, que a causa de esto no podía estar mucho tiempo en la calle ni hacer deporte: su única distracción era leer de la biblioteca de la casa hermosísimos libros con cantos dorados de Saturnino Calleja. Tomando a hurtadillas la máquina de escribir de su mamá, a los ocho años se le ocurre hacer una recopilación de todos aquellos cuentos populares. Y se puso a escribirlos.

De aquellas narraciones que recogió con las mismas palabras con que le fueron contadas, siguiendo el criterio de los folkloristas, tiene Mariano intenciones de hacer una recopilación. Una especie de colección de cuentos tradicionales mexicanos, de manera parecida a lo que hicieron los hermanos Grimm en Alemania, Charles Perault en Francia y recientemente talo Calvino en Italia.

Delgado, de manos finamente largas, el abogado, investigador, maestro e historiador Mariano González Leal, sentado en una mecedora tapizada que es parte de la alita de estar, se ajusta sus lentes para seguirme platicando: "Yo fui hijo único. Y en mi casa siempre conviví con mayores. Mi madre me impulsó muy especialmente hacia la vocación histórica, andándome al Archivo Histórico Municipal que estaba a cargo del Lic. Timoteo Lozano Martínez".


"A mis 17 años se publicó mi primer artículo de investigación. Lo que me motivó a escribir fue el trato continuo con gentes de mi familia, los que se interesaron siempre en la historia, como Gonzalo Obregón y mi tío Manuel Leal; este último en mucha medida, me formó cuando me fui a estudiar mi preparatoria y profesional en la Universidad de Guanajuato. Todos los días aprendía yo algo con él. Fue un aprendizaje continuo, constante, creciente. Mi tío daba clases de Historia del Arte, y yo era una especie de perrito fiel detrás de él: iba a sus clases, estaba en su casa, lo veía pintar... Me relacionó con todo aquel mundo, hoy día ya casi extinto, de las viejas familias guanajuatenses (que hora se les da en llamar "las buenas conciencias"). Así obtuve yo muchas pistas sobre el viejo Guanajuato que usé en el librito Crónicas de un palacio guanajuatense y en algunos otros trabajos. Por eso mi tío Manuel fue para mí un personaje muy importante, porque fue generoso conmigo hasta la hipérbole. Fue maestro y amigo".



HISTORIADOR Y JURISCONSULTO


Mariano obtiene una beca. Estudia criminología y ciencias penales en Italia; ahí contrae matrimonio con Mariela Messina. En España estudia genealogía y heráldica.

LM.- ¿Qué relación tienen tus estudios de Derecho con tu sensibilidad para la escritura y la investigación histórica?

MG.- Bueno, ya el jurisconsulto francés José Luis Ortolán decía que no se puede ser historiador sin ser jurisconsulto, y viceversa. Y es que el Derecho es un producto de la evolución de la humanidad.

Hay que conocer la forma en que evoluciona el pensamiento humanístico para conocer las instituciones jurídicas. Ambas ciencias, la Historia y el Derecho, son profundamente humanísticas. Yo soy penalista. Y es falso pensar que no hay relación entre dos actividades, la del juez y la del historiador, que pretenden reconstruir la verdad. Al historiador y al juez lo que les interesa fundamentalmente es la búsqueda de la verdad, que forma parte primordialísima de la naturaleza humana.


Todos los seres humanos estamos encaminados teológicamente a la búsqueda de la verdad, pero el juez y el historiador particularmente, por nuestra formación de índole académica y profesional, para darla a conocer a los demás. Se precipitan en el pasado para conocerlo y plasmarlo tal como fue. La actividad del historiador ahí termina. En cambio, la actividad del juez va más allá: reconstruye la verdad para modificar una determinada situación jurídica mediante la sentencia. Esa es la diferencia.


LM.- ¿A ti te ha sido fácil encontrar la verdad como penalista, como persona?

Mariano se endereza un poco, cruza sus piernas y responde:

MG.- No. Es muy difícil. El hombre está encaminado necesariamente a la búsqueda de la

verdad. Bueno, los Evangelios y San Pablo lo dicen también. Estamos creados a imagen y semejanza del Ser Supremo, que es absoluto. Y el absoluto es la verdad.

Solamente que somos finitos, somos mutables, somos limitables y deleznables, y no llegamos jamás a aprender toda la verdad.

Pero en la medida que la vamos aprendiendo, nos vamos liberando en nuestras ataduras, y ése es el sentido de la frase: 'La verdad os hará libres", que es el lema de la Universidad de Guanajuato.

Una de sus tías ha puesto sobre la mesita, una charola con humeante café y un plato lleno de galletas y dulces. Dejando sentir aquella tradición del "chocolate caliente a media tarde... " Mariano aprovecha para prender el antiguo candil de dos luces que pende del techo.

LM.- ¿Cuánto tiempo te lleva hacer tus libros, dónde te documentas?

MG.- Cada libro requiere de una investigación. A veces el tema te busca a ti. El caso de Juan Jasso, por ejemplo, yo lo estudié en una forma francamente casual, y sin embargo es una aportación valiosa al conocimiento de la región.


El personaje es importante en el siglo XVI, que es un siglo que a mí me apasiona particularmente. Siglo de Oro, siglo de gigantes que abrió Colón y cerró Cervantes. Siglo de temple de América y del Mundo. Tuve la suerte de conectarme en España y aquí en México, con descendientes de la familia de Juan Jasso que tenían documentas sobre él y que me orientaron a lugares donde podía encontrar mayor documentación:


Los Archivos de Indias, Salamanca y Madrid, donde obtuve fotocopia de numerosos documentos en 1974. La investigación duró cuando mucho un año y medio. En cambio otro de mis libros "Retornos de España", lo comencé a los 14 años de edad y solamente he publicado dos tomos. Es un trabajo mucho más dilatado en cuanto a investigación. Otro de mis trabajos "Relación secreta de conquistadores", es un documento anotado y paleografiado, cuyo original está en la biblioteca de El Escorial y forma parte de lo que fue la correspondencia privada de un emperador español. Crónicas de un palacio guanajuatenses el producto de una investigación de muchos años en torno de Guanajuato.


En la de León duré casi siete años. Por otra parte, siempre nos pasa a los que investigamos que una vez publicado el trabajo, encontramos datos importantísimos que ya no podemos dar a conocer, sino en un apéndice o en una segunda edición, y esto es bastante frustrante, pero como se dice que "lo mejor es enemigo de lo bueno", pues hay que publicarlo. Mientras proseguimos la entrevista, hemos caminado para que yo conozca lo que es parte de su vida, la biblioteca particular. De piso a techo, todas las paredes y en divisiones intermedias que llenan el salón, todo son libros, repartidos en sección de: Historia de México, Ediciones Príncipe, Historia de los Estados de la República, Genealogía y Heráldica, Literatura Española, Arte y muchos más. Mariano me muestra piezas que atesora como: una carpeta que contiene un conjunto de pergaminos miniados con el escudo de armas de la familia del conquistador Alonso y Gonzalo de Avalas, que datan de 1425-1525.


De un cajón saca dos tomos en que se lee "Malleus Malelirarum" (segunda edición), Siglo XV y XVI, escrito en Colonia. Hay un libro de colección genealógica de familias húngaras, edición 1802 de Caslús Wagner. Y entre lo que me enseña sacando ahora de aquí, de abajo, de entre una hilera cerrada de gruesos tomos: el sermón de la inauguración del templo de Valenciana, 1781. Las primicias litográficas de José Guadalupe Posada.

El correo de ultramar del siglo XIX, impreso en París y que se caracterizó por sus grabados en cobre. Todo interesantísimo.

Y que me hace volver a mis preguntas.


SIGUIENDO LA PISTA DEL VIEJO GUANAJUATO


LM.- ¿La historia de Guanajuato está apegada a la realidad histórica?

MG.- Desde el siglo pasado, Guanajuato tuvo un buen historiador:

el padre Marmolejo. Yo podría asegurar que hasta los detractores más acérrimos del padre Marmolejo lo han consultado. Su obra es fundamental. Lo que pasa es que entre los turistas, entre los curiosos, la obra de Marmalejo es bastante desconocida.

El visitante recurre a los libros comerciales de leyendas; se sabe la leyenda del Callejón del Beso, la de Los Frailes que Espantan, la de La Decapitada. Pero la historia de las haciendas de beneficio, la razón de ser de las plazas, el por qué de los monumentos, eso lo saben muy pocos especialistas. De tal manera que el conocimiento de la historia de Guanajuato popularmente está distorsionada, pero entre los especialistas no.

LM.- Mariano: ¿Cuál es el origen de esa hermosísima estatua de la paz?

MG.- Fue un homenaje a don Porfirio Díaz, llamado "El Héroe de la paz". Era un símbolo de la época de paz porfiriana. Se develó cuando vino don Porfirio en 1903. Desde entonces, la plaza donde se encuentra se llama Plaza de la Paz. Antes se encontraba allí la fuente del Baratillo, que es exactamente igual a una que hay en Irapuato. Ambas las donó el emperador Maximiliano. La estatua de la paz la mandó hacer don Joaquín Obregón González, gobernador en aquella época. Casi todas las estatuas de Guanajuato son porfirianas.

El recién designado "Leonés Distinguido", hace un pequeño resumen para explicar la influencia que tuvo Guanajuato como lugar minero sobre León, diciendo: "León se funda en 1576 como respuesta a una necesidad de protección de las conductas mineras.

Con la misma inquietud se funda en 1573 Santa María de los Lagos.

La razón por la que se hacen las dos fundaciones es la misma: la protección de la transportación de metales entre Zacatecas y Guanajuato, las dos poblaciones mineras más ricas. Los delincuentes abundaban en esta zona. No solamente los chichimecas asolaban esta región. Uno de los fundadores de León, Antonio Rodríguez de Lugo, había traído a su estancia llamada Cañada de Negros a una serie de mulatos y negros, casi todos ellos delincuentes y malvivientes. De esto hay abundancia de testimonios en el Archivo Histórico Municipal. La Villa de León se fundó en lo que había sido terreno de una estancia de labor de Juan Jasso, que había sido descubridor de las minas de Guanajuato.

Se llamaba Estancia de la Señora de la Merced. Con posterioridad a la muerte de Juan Jasso, ocurre un acto jurídico que ahora llamaríamos expropiación respecto a esos terrenos, que habían sido heredados por Juan Jasso a su hija Agustina. Y con esos terrenos expropiados se funda la Villa de León. Muchos de los grandes mineros de Guanajuato tuvieron intereses en la Villa de León.

LM.- Una última pregunta, ¿Qué me dices de la arquitectura de León?

MG.- En León hay una serie de fincas importantes construidas por don Luis Long, un gran arquitecto inglés. Era relojero, pero tenía enormes conocimientos de arquitectura. Se estableció en León en 1875, y comienza gradualmente a transformar la ciudad.

El es el que le da una fisonomía arquitectónica definitiva a León, de estilo neoclásico. Cuadros, muñecas en porcelana, vitrinas, secretarios, abanicos de marfil, diario en papel canevá, tinteros de bola, fotografías, sillas austriacas, cabeceras de latón, muebles tallados, roperos de copete, crean un ambiente que me hizo respirar aire del siglo pasado.

A Mariano González Leal, el personaje, podría definirlo como un hombre de su tiempo dedicado a estudiar el pasado para comprender el presente y planear el futuro.

22 febrero/1987

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