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Foto del escritorLuz Marcela Vera

Ángel Vázquez Negrete - León es un pueblo valiente, decidido, noble y generoso como ninguno

Actualizado: 8 ene 2021

Ángel Vázquez Negrete, con sus enormes bigotes ya entrecanos, su usual guayabera, muy planchada, color perla que lleva sobre un pantalón gris claro, es de las personas a quienes abiertamente se les puede hacer cualquier pregunta.

Que responde francamente entrecerrando sus expresivos ojos cafés.

LM.- ¿Ha sido feliz, Don Ángel?

AV.- Con mis 75 años, el bienestar te acorta el sentido de la vida. Si vives feliz, la vida se te hace corta. Si vives con angustias, se te hace larga. Hay que darle gracias a Dios porque vivimos felices en un pueblo valiente, decidido, noble y generoso, que tiene tradición y tiene historia (lo dice

recalcando con su tono de voz grave.

LM.- ¿Y siempre ha obtenido lo que se ha propuesto?

AV.- Siempre he realizado mis objetivos, Marcelita. Yo mismo reconozco que mis propósitos han

sido modestos, y por eso tal vez no me siento defraudado. Y también porque nunca he ambicionado lo que no debo.

LM.- ¿Es usted apegado a la religión?

AV.- Nací en la religión cristiana y en ella moriré. Reconozco que soy un mal cristiano, pero trato

de vivir de acuerdo a la religión.

Yo le doy gracias a Dios porque me ha dado más de lo que merezco.

LM.- ¿De dónde es usted, Don Ángel?

AV.- De un pueblo de Michoacán que a la fecha está sepultado en una presa. Soy el quinto de

once hermanos...

Mi infancia la pasé en la Hacienda de Santa Rosa, porque mi padre era administrador de esa

hacienda, donde después junto con mis hermanos trabajamos en la agricultura. Desde entonces me gusta mucho el campo. Ya en mi juventud me vine a la ciudad. Estudié en el Colegio Latinoamericano y en la Escuela Preparatoria... En 1938, me casé en Michoacán, porque de allá es mi esposa, pero me vine a radicar a León porque aquí es mi tierra y porque yo quise que aquí nacieran todos mis hijos.

LM.- ¿Cómo empezó a fabricar calzado?

AV.- Yo empecé con una fábrica muy chiquita, en la calle Vicente Guerrero, del Barrio de San Juan

de Dios. Tenía dos obreros, y fabricábamos zapato de hombre con la marca "Campirano". Y fue creciendo el negocio hasta que me instalé en el edificio que a la fecha es la fábrica que tienen mis hijos.

Duré veinte años al frente de ella.

Porque, como tú sabes, la vida me llevó incidentalmente ala política.



LA FERIA, DIPUTADO Y PRESIDENTE MUNICIPAL


LM.- ¿Y por qué dice "incidentalmente"?

AV.- Porque yo no lo tenia planeado. Juan José Torres Landa me invitó a que participara con él en las actividades políticas, y yo acepté y le entregué mi lealtad y mi amistad hasta su muerte. Como todos saben, mi amistad con Juan José fue muy estrecha, y data de cuando fuimos compañeros en la escuela en 1921. A la edad de once años nos hicimos amigos, y esa amistad duró hasta que ya no pudo abrir los ojos Juan José... (Aquí, Don Ángel calla, y en vano trata de retener sentimientos que le afloran como parte de su vida).

Yo era Presidente de la Cámara de la Industria del Calzado cuando Juan José fue electo Gobernador del Estado. Recuerdo que entonces me dijo: "Nomás que termines la Presidencia de la Cámara vas a incursionar en la política, porque en el Partido te necesitan".

Y así fue: primero la diputación y antes de terminar la diputación vino la Presidencia.

LM.- ¿Qué presupuesto tenían asignado en la Presidencia Municipal 64-66, Don Ángel?

AV.- El presupuesto de León en esa fecha era de nueve millones de pesos, y lo dejamos de veinticuatro.

LM.- ¿Y qué obras se hicieron durante su gestión?

AV.- Bueno, mira, la Secundaria Federal del Coecillo, que conseguí con un buen amigo mío que era Presidente del CAPFCE. Otra obra muy buena fue la carretera a La Sandia, aunque sin pavimentar. Esa me la dio Juan José. La que sí alcanzamos a terminar fue la que va de Santa Rosa a San Pedro del Monte. Que pasa por un rancho que se llama "Malagana".

El Mercado República me lo dejó muy apenas empezado Ramoncito Ramírez, y nosotros en noventa días lo estrenamos. También hicimos numerosas obras de dotación de servicios públicos a diversas colonias de la ciudad. Daba gusto entrar a León y ver la ciudad limpia. El destino quiso que todo esto sucediera en una edad en que yo podía ser útil, y las gentes que de mi pudieron esperar una entrega directa y honesta a mis actividades políticas, no se sintieron defraudadas.

LM.- ¿Y no tuvo problemas con la oposición?

AV.- No se me olvida aquella vez que llegaron a pedir audiencia López Sanabria, José Ayala, Luis H. Aranda, el profesor Lozano y todos los de la oposición. Les pedí que nombraran a un representante, y por medio de Antonio Hernández Ornelas, que era Secretario del Ayuntamiento, me hicieron saber que querían pasar todos. Los recibí, y les dije: "Sellares, de antemano les digo que si traen la razón se las voy a dar, pero si no la traen, todos se me hacen pocos".

Eran bonitos tiempos, porque sin hacer mal uso de la autoridad, sin engreírse con el puesto, sin jactarse de una supremacía en la capacidad, podía uno resolver las cosas. Se vivía de acuerdo a otra mentalidad. Las cosas no eran tan apremiantes como ahora.


LO PRIMERO ES SABER LO QUE NO SE DEBE HACER CON EL PODER


LM.- Cuál es el mejor consejo político que ha recibido?

AV.- El año 63 vino el Lic. López Mateos a inaugurar la Primera Feria Estatal de León, y conversando con él, en compañía de su Secretario Particular Humberto Romero y con el licenciado Torres Landa, en una sobremesa, se dirigió a mi, diciendo: "Mire, Ángel, cuando tiene uno el poder, lo primero que debe hacer es saber qué no se debe hacer con él". Es una filosofía de a kilo ¿no? Lo dijo así, con la sencillez de un hombre grande.

LM.- Pero usted conoció también al Presidente Diaz Ordaz...

AV.- Siendo yo diputado, me tocó coordinar la campaña de su candidatura a la Presidencia de la República aquí en Guanajuato. Recuerdo que alguien le preguntó: "Oiga, señor Licenciado, ¿Que se va usted a llevar a fulano a México?".

Y Díaz Ordaz que era drástico como él sólo, le respondió:

"No. Si es bueno, quédense con él. Y se es malo, ¿para que lo quiero?. "...


"UN MOMENTO O QUE NOS DEN UN TIRO"


LM.- Y hablando de personalidades, para usted no le es difícil platicar del licenciado Torres Landa...

Ángel Vázquez respira hondo, se acomoda sus bigotes, y comienza diciendo: "Cuando Juan José

veía ya lo de ser Gobernador, me dijo: "Creo que la cosa se va a formalizar y vamos a Guanajuato

a que nos hagan un monumento o a que nos den un tiro. Vamos a entregar el pecho a la honra de Guanajuato". Era un hombre que sabía infundir confianza y delegar responsabilidades. Me voy a permitir referirte un ejemplo muy concreto: Cuando me dio la Feria para dirigirla, me aclaró. "Vas a tener toda mi confianza, pero no te voy a dar ni un centavo de presupuesto porque no hay, todo lo que tú hagas estará bien hecho y tú serás el responsable... ".

LM.- ¿Cuántos años duró usted dirigiendo la Feria?

AV.- Seis años.

LM.- ¿ Y cómo le hacia para atender la Presidencia Municipal?

AV.- Cuando yo tomé posesión de la Presidencia, quise entregarle la Feria a Juan José, pero él me dijo: "No, vas a llevarla en una mano, y en la otra la Presidencia Municipal".

LM.- Y nunca le pidió cuentas el licenciado Torres Landa?

AV.- A mi nunca me pidió cuentas,

Me decía: "Mira, compadre, no quiero que me hagas perder el tiempo en cositas que tú puedes resolver allá en León. Allá resuelve tú las cosas, y sólo cuando materialmente se te atore el carro

me hablas, pero mientras tanto no me quites el tiempo". En una ocasión lo recibimos con pétalo

de rosa, cuando hizo su entrada por la 5 de Mayo. Se le aventaron toneladas de pétalos desde los

balcones y las ventanas. Estaba muy emocionado...

LM.- Y dígame, Don Ángel, porqué después de que el Lic. Torres Landa terminó su gubernatura ya

no se le llamó a colaborar en un puesto importante?

AV.- Pues ésa es la pregunta de los 64 mil pesos de aquella época. Mi compadre creía en los hombres más que en las instituciones. Te lo voy a ilustrar con una anécdota cuando los empresarios le pidieron a Juan José el Condominio Empresarial, él les dijo: "El proyecto definitivo lo apruebo. Todo está muy bien, pero ¿Quién me va a responder?". Alguien propuso a las Cámaras, y Juan José inmediatamente objetó. Rodrigo González Calderón quedó al frente, y el edificio se hizo. Decía mi compadre:

"Las instituciones solamente funcionan cuando hay un presidente de veras de tamaño. Si no, pasa uno y pasa otro y ahí siguen las cosas". Este era el criterio de Juan José. "Un hombre de veras de palabra, te la cumple hasta muriéndose, y una institución no", decía. "Fue una época en que se trasformó Guanajuato. Juan José rompió la inercia histórica. Contra el conformismo, Juan José despertó el deseo de tener otro Guanajuato. Todo el Estado es un campo de recuerdos de su administración. Tú vas a los pueblos y encuentras obras de esa época con mucha calidad." A los pueblos más pobres hay que hacerles las mejores obras, porque como no tienen dinero para mantenimiento, se les descompone una calle ¿y qué hacer?". El tenía esa mentalidad para gobernar." "La nuestra fue una de esas amistades que se arraigan. Teníamos discrepancias en la manera de pensar, pero éramos muy respetuosos... ".

A Don Ángel le embarga una tristeza que lleva sus pensamientos lejos de nuestra conversación.

Sacándolo de su meditación, delicadamente le pido me diga su experiencia de lo que le ha tocado vivir.

Con su manera sencilla y en sus palabras, enfatiza: "Si alguna vez tuviera que entregar la vida misma por uno de mi familia, lo haría con gusto, porque a la familia se le quiere entrañablemente". Y añade: "El que la gente sencilla me reconozca y me hable en la calle por mi nombre, quiere decir que sigue uno viviendo para esas gentes. Eso no se paga con nada, Marcelita. A mis hijos les he dicho: "Ustedes tienen una deuda con León, que le dio a su padre la oportunidad de servirle. Están obligados a ser respetuosos con todo el pueblo".

Al salir de su casa, donde se hizo esta entrevista, el aire del atardecer nos refresca gratamente.

Don Ángel, gentilmente me acompaña hasta el coche, donde nos despedimos.

El se queda con el haber de su vida: ser uno de los presidentes municipales de León, su trabajo como industrial su línea como padre y esposo. Y el paso de amigos sinceros.

Y sus recuerdos y emociones que aquí comparto.

17 Abril/1987


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