top of page
Foto del escritorLuz Marcela Vera

Agustín Basave Fernández Del Valle - Los hechos son siervos de las ideas

Actualizado: 16 dic 2020

"Un verdadero filósofo debe estar a la altura de su tiempo, conocer todo el pasado filosófico, para no descubrir mediterráneos".

Reconozco que me asombró la apariencia del doctor Agustín Basave. Me había hecho otra idea de uno de los renombrados filósofos de la actualidad, pero ante mí se presentaba erguido, fuerte, sin edad. Vestido con un saco jaspeado sobre pantalones obscuros, y haciéndose juego pañuelo y corbata.

El doctor Basave, autor de varios libros, ha desempeñado y desempeña cargos como: Cónsul de Portugal en Monterrey, Rector Emérito de la Universidad Regiomontana, Director de la Facultad de Filosofía y Letras, Director del Centro de Estudios Humanísticos de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Y recién acaba de recibir Las Palmas Académicas del Gobierno de Francia.


EL OFICIO DE PITAGORAS

Con su bigote recortado en línea recta sobre su labio superior y su nariz puntiaguda sobre la blanca tez que ha sido remarcada por los años, Basave mueve sus manos mientras principio esta entrevista:

LM.- Maestro, ¿es la vida con sus angustias y esperanzas la que insta a filosofar?

AB.- El quehacer filosófico es el quehacer más difícil de todos. Se suele pensar que la filosofía emerge de un mundo etéreo, de la nube número 9, por decir algo, y no es así. Cuando el rey de Filiasia le pregunta a Pitágoras cuál es su oficio, éste le contesta que es filósofo, y para explicar aquella palabra entonces desconocida, echa mano de una comparación: "A las Olimpiadas -le dice- suelen ir tres categorías de personas: los que van en pos del laurel y de la victoria, que son los atletas; los que van a vender sus mercaderías, y también aquellos que no van en pos de lucro ni de laurel, que van simplemente a contemplar el espectáculo. En este mundo unos andan en pos de la gloria, otros del dinero; y son pocos los que sólo se dedican al estudio de la naturaleza de las cosas, despreciando lo demás. A estos pocos los llamamos filósofos". Por eso Ortega y Gasset dice que es un amigo de mirar. A mí me parece que el ser espectador es insuficiente. En mi caso yo filosofo porque necesito saber dónde estoy, cuál es mi posición como ser en este Cosmos, en la totalidad de cuanto hay en el ámbito infinito. Yo filosofo como un imprescindible menester de ubicación, de auto posición, a nivel de nuestro siglo XX.

LM.- Entonces ¿se puede vivir sin filosofía?

AB.- Se puede vivir con una filosofía miserablemente anémica o con una filosofía rigurosa, pero no se puede vivir sin filosofía. Para vivir es menester saber cómo es

bueno vivir. Y para saber cómo es bueno vivir es preciso filosofar.

-Recargando sus codos y acomodándose para respuestas que necesitan de tiempo, Basave continúa:

"Para mí la Filosofía es naturalísima, tan esencial como respirar, como comer. No es una cosa de lujo o superflua. Recordemos que toda acción va precedida de una contemplación; de otra manera sería simplemente una agitación de neurótico. Desgraciadamente, éste es en muchos aspectos un mundo funcionalista, pragmático, hedonista, que marcha sin brújula ética, sin la orientación de una filosofía moral. Da la impresión de ser un mundo de sonámbulos que sólo se plantea cosas próximas, inmediatas, útiles. Pero los mejores bienes de la vida son supraútiles. Las cosas más altas de la vida, como el amor, no sirven para nada. Hoy sirve un desarmador, sirven unas pinzas -mueve su cabeza-. A la altura de nuestro siglo la filosofía no es simplemente un saber metódico, riguroso sobre todo cuanto hay, sino también una sabiduría vital de los últimos y más significativos principios. Yo no me puedo quedar con verdades penúltimas o antepenúltimas, como son las verdades de la ciencia. Yo necesito saber a qué atenerme, porque a fin de cuentas es mi vida un relámpago tendido entre dos oscuridades, si no me oriento por la filosofía".

Dejando pasar unos segundos para asimilar sus palabras y poder partir al origen de la filosofía, le pregunto: ¿Qué hubiera preferido ser: discípulo de Sócrates o de Aristóteles?

AB.- Es muy difícil la respuesta, señora. Me hubiese encantado ser discípulo de los dos. De Sócrates, por el aspecto moral. Porque todo filósofo tiene que estarse preguntando constantemente por el sentido de lo que hace, pero no simplemente en un plano inmediato, sino en un último plano. Y para mi Aristóteles es acaso el más grande de todos los filósofos de todos los tiempos. Ver todo su bagaje científico-filosófico en su Metafísica, en su Lógica, en su Psicología, en su Política y en su Moral, es realmente asombroso.

Justamente la última parte de la Metafísica de Aristóteles versa sobre Dios, sobre el Primer Motor Inmóvil. Dios se puede conocer bajo las solas luces de la razón o a través de la fe. Se suele decir que los filósofos cristianos no tenemos realmente una aventura filosófica por el hecho de tener una fe. Esto es radicalmente falso. Porque hay libertad en el punto de partida y en el método.

LM.- Pero está sujeto en sus conclusiones a las verdades reveladas...

AB.- Lo que ha sido revelado es el Nuevo Testamento, según el cual Dios, que es la verdad y no puede equivocarse ni equivocarnos, se ha manifestado a la Historia a través de Jesucristo. La Fe no se adquiere como se puede adquirir un título profesional. Y el que busca afanosamente la verdad, la encuentra. Tal fue el caso de San Agustín, genio de la intelectualidad y de la emotividad a la par.

JOSE VASCONCELOS

Agustín Basave tuvo el privilegio de conocer, por amistad de su padre, al maestro mexicano José Vasconcelos. Siendo Basave todavía Bachiller, allá por la década de los cincuentas, Vasconcelos le publicó un artículo en la revista Todo. Y hace el prólogo de su primer libro: "Miguel de Unamuno y José Ortega y Gasset ". "El me enseñó a encararme en carne viva con la problemática filosófica -aclara Basave bajando el tono de su voz por la emoción-. Él me tomó como a uno de sus discípulos, Y yo reconozco en él una paternidad espiritual más genética que doctrinaria. Puedo decir que si he conocido un genio ha sido él. Yo leí todos sus libros y los critiqué con una ejemplar honradez. Por ejemplo, a lo que califiqué de amargura que no pudo curarse nunca, por el fraude electoral que se cometió en su contra en 1929, él me decía que no era un amargado, que simplemente se consideraba desligado de la política nacional, por no habérsele llamado para emprender la revolución que hiciera efectivo el sufragio…"

LM.- ¿Y esa actitud no debilitó su vasconcelismo?

AB.- En primer término, yo nunca compartí muchas de sus tesis, ni en lo filosófico, ni en lo histórico, ni en lo político. Me parece que Vasconcelos menosprecia el factor indígena. Su Breve Historia de México me parece interesante como una especie de sociología de la historia. Vasconcelos realmente era un pensador. Y un pensador en grande.

VIDA Y MUERTE

La tarde va escondiendo al sol mientras combina el sonido de los pajarillos con las palabras del doctor Basave, que toma las preguntas sin prisa alguna.

LM.- ¿Cree usted que en la sociedad contemporánea la filosofía tenga un papel importante que desempeñar? ¿Existe todavía una búsqueda de nuevos conceptos o tesis?

AB.- Yo creo que en rigor los hechos son siervos de las ideas.

Toda Revolución va precedida de una filosofía. Recordemos que la Revolución Francesa ya precedida de la Ilustración: Diderot, Voltaire, Rousseau... La filosofía de Marx y de Engels, y luego la de Lenin, influenciaron la Revolución Rusa, la cual no hubiese sido posible sin estos ideólogos. Y sobre la búsqueda de nuevos conceptos, el verdadero filósofo conoce por lo menos decorosamente todo el pasado filosófico. Para no descubrir mediterráneos cuando los mediterráneos ya están descubiertos hace muchos años. El filósofo auténtico piensa por su cuenta.

El filósofo genuino es congruente consigo mismo. Si se realizan estos tres imperativos, yo creo que se filosofaría de una manera gregaria.

LM.- Por último, Doctor, quisiera me hablara de su filosofía de la vida y de la muerte.

AB.- No se puede pensar en la muerte sin pensar en la vida. Y no se puede hablar de la vida sin llegar al tema de la muerte. Aquellas filosofías que no tratan el tema de la muerte están en un déficit radical. No me interesa si se llaman positivismo lógico, neomarxismo o estructuralismo, si no tratan el tema de la muerte tienen un enorme hueco, una enorme laguna, porque somos seres en condición mortal. Hay que ver si la muerte es tránsito o aniquilación. La muerte es un acontecimiento de realización cierta, pero incierto por lo que atañe a su época de realización. Es una posibilidad siempre presente. Los animales tienen una intuición a nivel sensible de la muerte, pero no tienen nunca como los hombres un conocimiento racional de ella. Los animales simplemente se acuestan a esperar la muerte; los hombres se preparan para morir. Sufren dos veces más que los animales. Los animales sufren físicamente la muerte, pero los hombres la sufren también moral y psicológicamente. La muerte del hombre es un drama extraño, difícil. Nadie vuelve a la vida para decirnos cómo es la muerte, por eso yo he dicho que toda muerte es genuina. El más payaso de los payasos se convierte en un hombre auténtico porque es el paridor de su muerte, como diría Rainer María Rilke. Por eso nuestro pueblo se quita el sombrero ante el que está liquidando su existencia, porque la muerte no es sólo la cesación de las funciones vitales. A nivel humano, es una liquidación definitiva, libre, sin trampas, de la existencia.

Así concluye Agustín Basave esta interesante entrevista, para volver a empezar con un: ¿Qué soy? ¿De dónde vengo? ¿Cuál es mi identidad personal? ¿Cuál es mi destino? ¿Qué debo esperar? Que solamente la filosofía puede contestar.

8 Enero/1989

8 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comentários


bottom of page