Fernando Garcia Torres - Nosotros tenemos siempre la mano caliente
Actualizado: 26 dic 2020
DOCTOR EN ARTES MUSICALES
Lugar: Teatro de Bellas Artes.
Concierto: "Fantasía para piano, bp. 80. Beethoven".
Coros y Orquesta: Sinfónica Nacional
Director: Francisco Sabín.
Solista: Fernando García Torres.
Fue una presentación más de Fernando García Torres en la ciudad de México, donde la extraordinaria calidad de interpretación y dominio del piano, la perfección en el manejo de las manos sobre el teclado, muestran la experiencia de sus presentaciones en toda la República Mexicana, Alemania, Francia, Suiza, Canadá, El Salvador, España y Estados Unidos de Norteamérica.
Esta tarde, aún sin llevar su impecable frac que usa puntualmente en cada concierto, Fernando García es un hombre joven y atildado que deja paso inmediato a la sonrisa, a la risa abierta.
Desarmando a cualquiera cuando mira inclusive hasta tímidamente con ojos cafés llenos de sencillez. Con esos mismos ojos miraba a sus ocho años, extasiado, a su madre tocar el piano, desde un enorme sillón de la sala.
Tan grande, que sus pies no tocaban el suelo. Escuchando acordes que le hacían sentirse transportado, mecido entre olas. Ella es la que empieza a darle sus primeras clases, pero los otros siete hermanos no le dejaban mucho tiempo, por lo que todavía niño entra a una academia. Destacándose tanto que le hacen acreedor de una beca para estudiar en Alemania en la Escuela Superior de Música en Essen y en Colonia durante 12 años. Bajo maestros como Georg Stieglitz y el ruso Alfons Kontarsky. De ahí va de nuevo becado a Michigan, EUA, donde toma la maestría en música y el Doctorado en Artes Musicales y Ejecución Pianística.
UN COMPROMISO CON MÉXICO
LM.- ¿Y cómo es que un pianista de tu trayectoria se mete a dirigir la Escuela de Música del INEA?
FG.- Yo soy una persona privilegiada por haber tenido estudios en escuelas superiores en el extranjero, por lo que sentí un compromiso muy grande con México. Y pensé que era el momento de aportar algo de lo que yo había recibido.
Al tomar la dirección de la Escuela de Música tengo por realizar una labor muy importante en la formación de músicos, aplicando el funcionamiento y organización que aprendí en Europa de acuerdo con las exigencias de nuestro país.
Además -responde en magnífico tono de sinceridad-, no hay mejor ejemplo para los estudiantes de música que ver al Director de su escuela tocando conciertos, luchando por lo mismo a lo que ellos aspiran.
LM.- ¿Cuántos alumnos tienes a tu cargo, Fernando?
FG.- 800. Damos licenciaturas en piano, clavecín, arpa, oboe, clarinete, trompeta, violín, violoncelo, en fin, de todos los instrumentos de la orquesta. También hay licenciatura en canto y en educación teórica musical.
LM.- ¿Qué cuesta tomar estos cursos?
FG. - Ni un centavo. Bueno, se paga una inscripción por año, para gastos de papelería. Esto es un lujo que muy pocos países se pueden dar. En las universidades en que yo estudié cobraban cuatro mil quinientos dólares por semestre.
Fernando García medita un poquito y sin querer ahondar, responde con claridad: "Desgraciadamente todavía estamos en la etapa de importación. Todas las orquestas sinfónicas del país están llenas de músicos extranjeros. Lo que es importante es que esos músicos que vienen a México a trabajar aportan algo dando clases a los estudiantes universitarios, así como charlas al público".
LM.- ¿Qué diferencia encuentras entre un europeo y un latinoamericano en lo que se refiere a sus facultades musicales?
FG. - Depende del individuo, naturalmente.
Pero hablando en general yo diría que el talento de los latinoamericanos es de alguna manera superior al de los nórdicos.
Nosotros tenemos una cierta sensibilidad, para la danza o para los instrumentos musicales. Los maestros europeos hablan de los pianistas latinoamericanos que siempre tienen la mano caliente (que no tienen que calentarse los dedos antes de salir a tocar...).
LM.- ¿Y tú te sientes con "las manos calientes"?
FG.- Yo siento cada vez más esa responsabilidad de estarme preparando, y creo que estoy en el momento de dar el paso final.
TENER LAS LLAVES
POLONESA No. 6 en la BEMOL, Op. 53 ("HEROICA").
La interpretación musical es distinta cada vez. Haciendo que el pianista entre en una aventura en el tiempo. Con aires suaves, dando pausados giros como un lenguaje de ángeles.
LM.- Fernando, ¿Al interpretar una obra te olvidas de tu individualidad?
FG.-· En ese momento todos los elementos que yo he analizado y estudiado salen a relucir. Los sentimientos que un pianista transmite son muy diversos y aparecen de una manera distinta a cada persona. Hay que tener un conocimiento muy profundo, histórico y formal, de la obra para interpretarla.
Pero las vivencias estéticas individuales son las que dan propiamente un estilo a la interpretación.
El maestro García Torres, políglota preparado, deja ver lo que ha sido su esfuerzo en este arte:
"La preparación es la base principal para ir haciendo carrera. Y para tomar las oportunidades que se vayan abriendo, mucho influye la suerte. Las oportunidades se abren en el momento en que uno es realmente escuchado por la persona que tiene las llaves para invitarlo a ciertos teatros e introducirse en el gusto del gran público.
Pero un artista improvisado sin repertorio y sin conocimientos fracasa".
LM.- ¿Te gusta la música del siglo XX?
FG.- Sí, muchísimo. Las artes son un reflejo de lo que está pasando en la sociedad. Las guerras, las modas, los descubrimientos científicos influyen en la música. Actualmente no podemos estar al margen de la utilización de la electrónica en la música.
Para mí, la música es un compromiso que renuevo diariamente al sentarme al piano.
Sólo basta recordar las palabras de Shakespeare: "SI LA MUSICA ES EL ALIMENTO DEL AMOR, SIGUE TOCANDO".
27 Marzo/1988
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