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Foto del escritorLuz Marcela Vera

Sofia Bassi - Quiero a los buenos y a los malos

Actualizado: 20 ene 2021

"Dios mío, tú eres la luz, acompáñanos, protégenos, no permitas que nada ni nadie pueda hacernos daño, ni siquiera lo intenten".

Es la oración que la pintora surrealista Sofía Bassi dice sosteniendo la llama de un cerillo. Sus azules círculos visuales se hipnotizan por unos segundos hasta que el humo del final la vuelve a la realidad, al presente. Sofía Celorio Mendoza quiere sonreír, pero su risa no llega a brotar, se queda en un sueño, otra pintura más. Pintura que envuelve un huevo de gran tamaño, donde una mujer con los cabellos al aire y un unicornio viven en un cielo azul claro.

Aquella en la que las flamas forman una silueta. O Quijotes donde las iniciales ELC (en la cárcel) recuerdan el tiempo pasado. Todo esto en la sala de su casa, entre espejos donde se refleja el piso de mármol, el parquet, alfombras persas con mesitas de marquetería pintadas a mano salpicadas de cajitas o piezas chinas. Un tríptico de Hugo Van Der Goes en la pared, un biombo y dos figuras alambradas tamaño natural anteceden a la alberca, testigo mudo de un hecho: "Bassi… Prohibido pronunciar su nombre".

¿QUE ES ESTO COMPARADO CON LA ETERNIDAD?

"Tengo recuerdos muy lindos de Veracruz. Ciudad Mendoza, donde yo nací, lleva el nombre de un tío carnal, hermano de mi madre, porque fue héroe fue la patria. Él estuvo en la revolución y dio la vida por Madero..."

Relata Sofía Bassi con voz pausada y lenta... "Después viví unos años, muy chiquita en Orizaba, y después en Córdoba. Era yo traviesa, tremenda, pero de buen corazón siempre, sobre todo con los niños. Me enternecía que un niño no tuviera zapatos y yo sí.

Viviendo en Córdoba con mi familia, me mandaron de interna a México a un colegio de monjas. Y casi recién salida del colegio, me casé".

"Mi primer esposo era belga; un caballero, pero de carácter un poco secón. Mi segundo esposo era italiano. Los dos se nacionalizaron mexicanos, pues adoraban a México y los dos fueron muy buenos maridos, pero el segundo era muy cariñoso y un gran filósofo... Cuando teníamos algún problema me decía: "¿Qué es esto comparado con la Eternidad?" …Y así es. Mire, mi maestro de yoga recomienda ver la salida del sol. Esa magnificencia de color empequeñece el problema, lo convierte en cero. Todas las vicisitudes de la vida están dentro de lo que se llama Karma. Estamos pagando acciones de otras vidas, de otras reencarnaciones, porque si no, no habría justificación. Perdón por la redundancia. Para un Dios justo.

Cuanta gente buena, que son verdaderos ángeles, y que vinieron a sufrir. Yo sí creo en la metempsicosis.

Que me perdone el que no crea como yo, porque no me siento poseedora de la verdad, pero no puedo dejar de seguir mis razonamientos".

Sofía Bassi es una mujer que no aparenta sus 76 años. Su figura enfundada en pantalón con sweater pegados al cuerpo, sus movimientos y su quehacer artístico llaman la atención.

"¿Qué si me sé bella? ¡Por favor, y menos a estas alturas! Me decían que era muy bella, y nunca estuve satisfecha de mí. Para nada. Yo veo gente que se extasía de verse en el espejo y se siente divina. Debe ser muy agradable, y yo creo que es una cualidad, no un defecto. Una persona que no está satisfecha de sí misma, siempre está en plan de superación, y pues no es tan agradable, porque siempre andas viendo a ver qué haces... Tenemos que darle gracias a Dios por lo que nos ha dado. Feos, bonitos, como sean, Dios ha sido maravilloso con todos. Yo creo que la belleza la traen más interior que exteriormente todas las personas. Y las que son feas por dentro, que espero que no haya muchas, no pueden ser bellas por fuera, porque al ratito esa belleza se vuelve como diabólica, como que ya no es belleza. Imagínese usted una persona muy bella y que tiene pasiones tan feas como la envidia, o el odio... Yo siempre he dicho que la belleza está en los ojos del espectador.

A un pesimista le puedes poner un Leonardo da Vinci enfrente, y lo va a ver muy feo..."

LA JUSTICIA

"Creo en la justicia. Que la lleguen a efectuar pues eso depende... En mi caso al principio tuve una prensa espantosa, pero fue cambiando. Fueron haciendo conciencia los que me atacaron. Miré, recibí tantas pruebas de amor del mundo entero, que es insólito. De la Comisión de los Derechos Humanos, que tiene su sede en Nueva York, recibí más de 10 millones de firmas. Gente de los últimos confines del universo me mandaba cosas. Una señora se quitó una pieza que llevaba siempre de su madre para mandármela. Una viejecita del pueblo me mandó una conchita. En fin... -Respirando hondo prosigue: Una vez estuve a punto de perder la fe en Dios por mis problemas, pero luego luego reaccioné. Lo mismo pasó con la fe en la humanidad, pero fue sólo un ratito.

Hasta de los seres más terribles pueden tener la esperanza de que van a cambiar. Es más, y lo he dicho, quiero a los buenos y a los malos, porque formamos un todo. Sin el malo no puede existir el bueno, y sin el bueno no puede existir el malo. Ni modo de que Dios se haya equivocado y permitiera esas cosas. Ahora sí, el que no crea en Dios o en un ser superior que ha hecho todas estas maravillas, pues es una pobre persona. Yo no la critico, -pero la considero digna de lástima... Yo soy igual que los demás, - reitera esta artista- pero las cosas que me pasan son diferentes. Casi nada me sucede normalito. Estaba yo operada para no tener hijos. Me vuelvo a casar y me reoperé. Era casi imposible que eso funcione, y me funcionó. Podría contarles mil anécdotas. Como que las cosas que me pasan no son sencillas por eso cargo mis baterías de optimismo".

ENCENDER UNA LAMPARA

"Más vale prender una lámpara que maldecir las tinieblas". Es el título de la próxima exposición de Sofía Bassi.

''Yo creo que Dios es la luz, o está en la luz. Dios está en todas partes, y recordar eso es encender una lámpara.

Todos en un momento dado tenemos tinieblas, por lo que usted quiera.

Nacimos ya con el destino de la muerte. Como decía Pródico, un discípulo de Sócrates: Nacemos y morimos llorando.

Y creo en la muerte como la culminación de la vida. Y como la muerte tiene que llegar, yo ni me burlo de ella ni la deseo nada más la respeto.

Yo tengo un huevo-sarcófago. Será mi medio de transporte. Y otro huevo pequeño para que guarden mis cenizas. Como dice Amado Nervo en uno de los pocos versos que recuerdo:

"La cuna tan sólo es un ataúd al revés... Dios seguirá siendo".

Esa es la luz de Sofía Bassi


21 ENERO 1990

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