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Foto del escritorLuz Marcela Vera

Facundo Cabral - Soy Cristiano, pero no Católico

Actualizado: 18 dic 2020

Guitarra en mano salía Facundo a la calle a cantar por algunas monedas, por la comida. Hoy Facundo Cabral ha caminado mucho, ha estudiado, ha curioseado las culturas del mundo, ha hecho una vida intelectualmente sofisticada, pero sigue cantando muchas veces sin cobrar: en Argentina, Uruguay, en Chile. "La fortuna no me interesa", me dice mientras sus manos extrañamente serenas colocan unos lentes pequeños de aumento sobre su nariz recta.

"En casa éramos siete", comienza.

"Murieron cuatro cuando yo era pequeño, y yo quedé el mayor. Mi madre fue una mujer fantástica, un monstruo, un león.

Ella murió hace como un año y pico, y a mi padre lo conocí hace cinco años. Para mí es el tipo que se acostaba con mi madre, y punto. No tiene categoría de nada en mi vida, pero no le guardo rencor.

Me gustó conocerlo porque lo odié toda mi juventud. He madurado tanto, que cuando lo encontré no me provocó ninguna cosa enfermiza ni violenta, al contrario...

(pausa). Mi familia no funcionó, pero eso no significa que la familia no funcione. Yo siento que la familia no es para mí, que vulgarizo mi vida pensando en las cuentas del gas o en los impuestos. Yo no estoy para eso. Una mujer no es una mujer: es un montón de compromisos, "Mi amor, viene mi mamá mañana, porque es su cumpleaños.

Pasado mañana es santo de mi sobrina, y en la Navidad vamos a ir al rosario, y ahora tengo problemas con la menstruación..."

"Yo no puedo vivir con eso..."


SOY UN HOMBRE LIBRE

LM.- Pero alguna vez has vivido enamorado de una mujer...

FC. - ¡Claro!, pero fue muy poquito tiempo. Si pudiera conseguir una pareja en movimiento, sería maravilloso. Pero quedarme en un lugar anclado por el amor de una mujer, ¡no!, pues ya es mucho precio. Ni me gustaría vivir todo el tiempo con mi pareja. La gente que busca cosas en la vida no puede tener una mujer en la misma casa siempre. Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir vivían cada uno en su casa. Para mí, la mujer es algo de paso, y no soy un galán ni mucho menos, ni me interesa ser un Don Juan, ni Julio Iglesias. Para nada; no me gusta la vida social, ni explicar lo que hago. Cuando me dan un premio no voy. Tengo claro que quiero ser un hombre libre.

LM.- ¿Estás de acuerdo que la independencia conlleva un rompimiento?

FC. - Sí, sí. Por eso tengo ruptura con casi todo. Nunca tuve un patrón. Una sola vez fui a un campo a trabajar de alambrador, y el patrón me gritó y lo mandé al hospital.

HAY UN SOLO MANDAMIENTO

Tratando de armonizar desarmonizando, Facundo no lleva con él las maletas llenas de vestuario para su presentación. Su equipo es lo puesto. Jeans, chamarra de mezclilla con cinto y botas cafés claro. Y la inseparable guitarra.

FC. - ¿Qué si soy realmente el anarquista que se pregona en la publicidad? No, yo te puedo decir que soy cristiano...

LM.- ¿Quién es para ti cristiano?

FC.- Un hombre que vive de acuerdo a los principios de la doctrina del cristianismo, de la filosofía de Jesús, no de la Iglesia Católica. La Iglesia ha fallado rotundamente. No toda la Iglesia, porque hay algunos sacerdotes que no son fanáticos ni dogmáticos.

LM.- Yo creo que la Iglesia la lleva uno dentro de sí mismo...

FC. -Eso lo dice el libro sagrado: "Mi cuerpo es el templo donde vive mi espíritu, y mi espíritu está emparentado con El Creador".

Hay gente que necesita los ritos, por eso te aclaro que soy cristiano, pero no católico. No asisto a ritos y creo que hay un solo mandamiento:

Amarás al prójimo como a ti mismo. Si yo amo a los demás se entiende que no voy a robarlos ni a asesinarlos... Además, hay mandamientos que me parecen absurdos en el Siglo XX; como que están pasados de moda en una época en que los medios publicitan las motocicletas o lo que sea, con los culos de las mujeres; en la televisión, en las revistas, en los periódicos... Acá y en la China, la mujer del prójimo ya no existe más... -Cruzando su pierna y viendo directo con sus ojos obscuros y rojizos, continúa: "Yo podría haber sido sacerdote, porque en el fondo ocupo el 70% del tiempo en el escenario para hablar del cristianismo.

Hablo dos horas y canto cinco canciones. Es más, hay países en los que canto en los templos.

Es más, hay templos donde hay oraciones mías. Como hay oraciones que se toman de la Biblia, hay unas mías en Estados Unidos, en Canadá, en Argentina, en Colombia. Los bautistas, por ejemplo, incluyen cosas mías como si fueran de Juan el Bautista...

Lo que yo hago tiene que ver con lo espiritual. Cuando yo estoy pleno espiritualmente, el que se sienta en un teatro a escucharme se va fenómeno.

CAMINOS Y LIBROS

Facundo Cabral estudió filosofía y letras, teología casi hasta el final, y un doctorado en la Biblia.

Para dentro de un año, tiene el proyecto de estudiar teología esotérica y cinco especialidades en la filosofía, entre otras cosas.

"El trabajo mío es un promedio de camino y libro", me dice con voz que suena diferente al oído mexicano. "La Biblia es lo primero que me llevo, ni la saco de la maleta.

Hay libros que cambias; ése jamás. Hay un mexicano que me acompañó muchos años, Octavio Paz… Paz no me dio nada, no le agregó nada a mi vida. Te diría que más bien me jodió. Yo no quiero perder ese ser elemental que soy, porque es el único que me da felicidad, y mi vida espiritual no tiene nada que ver con el intelecto, ni con ningún dogma. Yo me cansé de la literatura muy intelectual, de los ensayos... No quiero ser un intelectual triste como Sábalo. Los poetas más importantes que no conocí terminaron siendo elementos políticos".

LM.- Yo pienso que el arte no tiene que someterse a la política.

El arte es más revolucionario que la política.

FC. - Lo mío no tiene que ver con la mayoría, pero creo que eso es justo porque lo mío hay que digerirlo.

La mayoría quiere escuchar canciones donde los tipos lloran porque ella se fue. O si no, lo que mandan los americanos: Michael Jackson o Tina Turner. En nuestros países hacemos de cualquier idiota un ídolo. Un tipo como Michael Jackson, que no quiere ser negro ni quiere ser hombre, es ídolo de mucha gente. Tina Turner hace una música que está bien para los veinte, veintidós años, pero más adelante es una especie de locura. Porque si a los 50 vas a andar saltando y haciendo esas pendejadas, no creo que tu caso es clínico. No vivir tus años, eso es un enfermo clínico. Yo tengo 51. ¿Cómo voy a andar en el rock and roll?...

INFINITAMENTE INFERIOR A BORGES

LM.- ¿Qué me dices de Borges y de los argentinos?

FC. - En general, el argentino es un pendejo. Eso está a la vista políticamente, económicamente.

El argentino es un tipo que tiene un nivel intelectual importante.

Te podría decir que es el hombre con mayor información en América.

Pero no saben administrar esa información. El argentino se cree el amo de América, y Argentina es el último país del mundo.

A Borges le hicieron mucho mal.

Cualquier país inteligente lo hubiera gozado y aprovechado...

Yo fui muchos años discípulo de Borges. Me quemé los ojos buscando cosas en sus libros. La muerte de Borges la sufrí como si hubiera sido la de mi madre. Estaban fundidos en mi cabeza por una asociación maravillosa.

LM.- ¿Crees que los años te han tranquilizado?

FC. - Sí, ya no me desvivo por llevar a una mujer a la cama.

Antes era una ley: si fallaba, mi vida terminaba... Ahora mi vida es muy serena y no la quiero perder.

He sido injusto más de una vez, pero una cosa de la que estoy inmensamente arrepentido es haber llegado a ser popular en algunos países. Porque es un suicidio.

Yo no sé cómo demonios pueden vivir Vicente Fernández o Juan Gabriel. Aun en el caso mío, que soy relativamente conocido en algunos países, es un suicidio...

La libertad (agrega viéndome sobre las gafas de aumento) es una conquista. Se nace con nada. Te dan un cuerpo solo, ni siquiera una identidad, una personalidad.

Yo soy un hombre libre, y creo que lo he conseguido a cuenta de otras cosas: no tengo familia, no tengo hijos, pero tengo 147 países caminados, que es lo que no siempre quise hacer. Algo tenía que perder.

LM.- ¿Cuál es la persona que más admiras?

FC. - Al que más admiro es a Jesús. A la que más amo a mi madre. Tengo amor y admiración por Rubinstein, el pianista, por Eva Perón, la mujer que más me conmovió cuando era niño, por Borges. También están maestros excepcionales como Lao Tse. Lao Tse escribió el libro más inteligente que he leído en mi vida. Sin ser un libro sagrado, es una monstruosidad de sabiduría.

LM.- ¿Y de San Agustín?

FC. - De él aprendí una cosa excepcional: que ni a la verdad ni al culpable se les busca fuera.

-Tomando aire agrega: "Así, yo jamás seré Buda, ni jamás seré Borges. Soy infinitamente inferior.

Nunca seré Pancho Villa, ni seré Rulfo, porque nunca creeré en Pedro Páramo. Pero soy mejor que los militares argentinos que matan gente inocente. Soy mucho mejor que Hitler, soy más humano que Reagan y más inteligente que Margaret Thatcher. Nunca seré Gandhi, al que admiro. Nunca voy a ser José Alfredo Jiménez, compositor del carajo, ni voy a cantar como Marco Antonio Muniz. Yo nunca cantaré así. No somos iguales, pero si existe la posibilidad de armonizar las diferencias, eso es la justicia. Macho y hembra, negro y blanco, bueno y malo, noche y día: ése es el mundo”.

Y tomando la guitarra del ataúd negro que la guarda, rasga las cuerdas despertándolas, dándoles vida. Entonces, caminando con firmeza, pero también con abstracción su figura se pierde hacia el escenario. Predicador o artista, Facundo Cabral es un hombre interesante.

21 Agosto/1988

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