Jesús Gallardo - Soy realista porque estoy muy vinculado a mi tierra
Actualizado: 3 ene 2021
AI jalar del cordón de una campana para avisar mi llegada, se oyen pasos presurosos del mismo Jesús Gallardo que me abre la puerta, sonriente. Vestido sport con blusa azul clara sobre unos jeans, me indica el camino, subiendo con "Firulais" que jugueteando se cruza entre nosotros.
La casa está bien distribuida en diferentes desniveles, toda con un sabor muy guanajuatense. La sala es amplia, fresca, con mucha luz, predominando el blanco en la decoración.
Escogemos una esquina para sentarnos, y a su vez "Firulais", con su lindo color negro brillante, se tira a los pies del maestro, plácidamente.
Y abriendo la entrevista, empiezo preguntándole: Jesús, ¿por qué escogiste al realismo para expresarte pictóricamente?
JG.- Es una pregunta muy interesante.
Yo pienso que mi actitud realista en la pintura ha sido muy consciente, porque yo soy una gente muy vinculada a mi tierra, y esto lo digo no como un pretexto, sino como una convicción. Yo no quiero pintar o hacer paisajes en otros sitios, pues lo que a mí más me interesa es identificarme con el paisaje de mi tierra, tratar de captar la luz de nuestro medio, no tanto como una especulación estética, sino para llegar a una síntesis en el desarrollo de mi trabajo, que me permita simplificar el paisaje, para dejarlo únicamente con lo que yo considero esencial. Esto es, decir lo más con los menos -y cruzando su pierna prosigue diciendo:
"Ocurre que siempre he estado muy vinculado a la naturaleza. Guanajuato me parece el lugar así como perfecto para poder trabajar el paisaje. Tal vez si yo viviera en otro lugar, si viviera entre puro cemento, si no tuviera cerca la naturaleza, cambiaría mi forma de pintar".
UN FIN INALCANZABLE
LM.- Entonces el paisaje guanajuatense ha ejercido una suerte de fascinación que te obliga a pintarlo...
JG.- Yo no sé si sea más bien una forma de compensación. Todos llevamos una serie de carencias internas muy dolorosas. Yo he vivido muy cerca del dolor, y se puede decir que el paisaje que hago es un poco solitario, un poco tristón. Me aparto deliberadamente del paisaje de calendario, de tarjeta postal, no tanto por que no quiera hacerlo agradable al espectador, sino porque lo que a mí más me interesa es mostrar la actitud interna de cierta verdad, o lo que pudiera ser mi verdad.
En el paisaje yo pienso que encuentro las libertades y las cosas que compensan mis carencias internas. Yo trato de transmitir un sinfín de emociones y de sentimientos por medio de la luz y del color de las cosas. No sé si lo estoy logrando. Creo que mi trabajo está todavía muy lejano de lo que yo pienso que puedo hacer, pero yo deseo trabajar mucho, ser muy humilde, porque con la naturaleza no puedes ser arrogante.
La naturaleza es apabullante, te deja en tu dimensión propia. Entonces no puedes llegar a ella con petulancia. El arte es la búsqueda permanente de un fin inalcanzable.
LM.- ¿Te implicas más en un paisaje que en un retrato?
JG.- No. La persona humana es el centro de todo. Me gusta mucho el dibujo del retrato porque una cabeza es un universo. Difícilmente un retrato será una expresión fidelísima de una persona,
por que uno está cambiando constantemente, de semblante, de expresión, de emociones, y es
imposible sintetizar todos los cambios, hasta los más sutiles. Es muy difícil el retrato. Pero a fin de cuentas todo viene siendo en cierta medida una expresión de la vinculación entre la figura humana y el paisaje, entre el hombre y la naturaleza. Lo ideal para mi sería sintetizar el retrato, sintetizar el dibujo al desnudo, sintetizar el paisaje, y quedarme con muy pocos elementos pero que tuvieran una carga emotiva muy grande.
EL TIEMPO, LA PRUEBA DE HONESTIDAD
LM.- ¿Es necesario estar en una situación especial en el momento de la creación artística?
JG.- No, no lo creo, y te voy a decir por qué. La situación ideal para crear una obra de arte es posible que nunca se presente, y entonces se convierte en mero pretexto para no ponerse a pintar, para no ponerse a escribir o a componer música. Van Gogh no esperó esa situación ideal. Por eso su obra tiene una enorme importancia, por su honestidad tan grande. Su verdad nos la dejó en sus cuadros. Su obra es una autobiografía.
Si nos interesa el arte, todos tenemos nuestro tiempo y nuestras emociones para poder hacerlo. LM.- ¿Consideras que el artista actual es honesto?
JG.- ¡Ay caray!, ¡caray!, eso si está difícil. .. Yo pienso que solamente el tiempo nos va a decir quién fue deshonesto, quién trató de hacer un cuento. Sí, por eso ha ocurrido en la pintura que a muchos hombres no se les dio ningún valor, mientras que otros eran muy relevantes. El tiempo, la Historia, ésa es la prueba más difícil de resistir...
Haciendo algo de historia del maestro leonés, sabemos que su padre murió estando él muy joven
y esto le motivó a salir de la ciudad de León. Gracias a su tía la Sra. María Gallardo Vda. de Martín del Campo, pudo estudiar en la ciudad de México, en la escuela de San Carlos, en el 47; tenía 16 años. "Después de un tiempo, hablé con el Ing. Enrique Aranda, que era entonces Presidente Municipal de León, con la idea de conseguir una beca para seguir estudiando en la UNAM. Y él me recomendó con el Lic. Torres Gómez, que era el Rector de la Universidad. Pero el Lic. Torres Gómez me habló de la posibilidad de iniciar un taller, y desde 1952 en que se fundó, dirigí el Taller de Pintura, Dibujo y Grabado de la Universidad".
LM.- ¿Cuál crees que fue tu aportación a la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Guanajuato?
JG.-· Creo que fui generoso con mi tiempo y con lo que yo sabia.
Siempre traté de persuadir a la gente de que la pintura es un oficio muy serio, que no es una cosa
de juego. Inculqué a la gente un principio de identidad. Enseñando aprendes mucho. Sinceramente, vale la pena.
LM.- Jesús, de tu incursión en el muralismo con la obra de la Presidencia Municipal de León,
¿Crees que el muralismo mexicano es una corriente pictórica ya agotada?
LM.- En cierto sentido, porque no ha habido continuidad. Como los antecesores de Rivera y Orozco, que dijeron mucho y muy bien dicho, es difícil que pueda haberla.
Por otra parte, tendríamos que cambiar la temática por una más acorde con la vida actual,
que nos ofrece disyuntivas tan terribles como el holocausto nuclear, un ejemplo de la técnica mal empleada...
LA HERENCIA FÍSICA DE NUESTROS ABUELOS
LM.- ¿Cuáles son tus pintores guanajuatenses favoritos?
JG.- Pues Rivera, ya no como muralista, sino como pienso que se tendrá que recopilar todo su trabajo que anda por ahí para que se haga una revaloración de él; sobre todos los retratos, porque su pintura religiosa no tiene la misma calidad, como sucede con Bustos. No pintan con la misma
calidad en todos los niveles. Bustos es una gente determinante para la pintura mexicana contemporánea, por su verdad, por su calidad moral, por su sinceridad, porque no hay subterfugios en lo que nos está dando. El hizo su trabajo con una gran carga de autenticidad, totalmente ajeno a todos los centros artísticos de México, que tenían una influencia europea neoclásica muy marcada.
Y en fin, él solito, en su provincia arrinconada, nos deja una obra verdaderamente ejemplar, con
una imaginería popular mexicana fantástica. Ahora en la calle podemos ver a alguien y exclamar:
"¡Ay, ése se parece a un Bustos, ¿no?!" Nos identificamos mucho con la obra de Bustos porque ahí
está la herencia física de nuestros abuelos y nuestros bisabuelos. El tenia su propia verdad, su propia forma de ver las cosas, y la expresó con los recursos que tenia a su alcance. Para mí, en eso radica su autenticidad.
LA GRÁFICA, EL ARTE DEL FUTURO
Hemos pasado a su impecable estudio, donde recargados en la máquina de impresión, pregunto:
¿Cuál es el arte del futuro?
JG.-Yo pienso que la gráfica es el arte del futuro, porque se presta para expresar de muy diversas
maneras todas tus inquietudes y tus emociones. Con la gráfica puedes hacerlo todo -y de un rincón empieza a sacar varios cuadros de una misma medida, el trabajo de desnudos que expondrá en el próximo mes de julio en la Galería de Arte del Teatro Doblado.
LM.- ¿Qué atracción tiene para ti el desnudo femenino?
JG.- ¡Porque son lindísimas las mujeres, Luz Marcela! -ríe abiertamente y continúa: "Es un trabajo muy excitante y muy divertido.
Al ir posando en formas diferentes, la modelo te da una riqueza visual fantástica y también inalcanzable.
La puedes plasmar con todos los medios técnicos: el carbón, por ejemplo, te da una cualidad
un poco etérea; con la pluma ya puedes apreciar más las cosas y obtener más contrastes; el crayón es para el trazo definitivo..."
LM.- Ya para terminar, Jesús,
¿Ejerces la autocritica?
JG.- La autocrítica es bien importante.
Cuando ves algo de lo que hiciste después de un tiempo, es como cuando lees una vieja carta de amor y dices: "¿Pero qué demonios estoy haciendo?"... Y a la basura! A rasparlo... -e inesperadamente me interroga: "Y a ti qué te parece mi pintura?"
LM.- De tu obra lo que me impresiona es la composición que resulta fascinante por esos tonos tan fieles a la limpia atmósfera del Bajío, en donde logras contrastar genialmente la suavidad de los trazos del lejano horizonte con la monumentalidad de las rocas, que a menudo dispones en primeros planos, recreando con ello al espectador que llega a sentirse parte de las mismas en un silencioso énfasis personal...
17 Mayo/1987
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