Juan Ibañez - Una manera de alargar la diversión por vivir
Actualizado: 21 ene 2021
He llegado 15 minutos antes de la cita a mi primera entrevista. Con tiempo necesario para checar la grabadora y releer las preguntas que he anotado en mi libreta. Decidiendo no esperar más, me dirijo una última mirada en el espejo retrovisor antes de abandonar el auto. Y respirando profundamente me presento ante Juan lbañez, autor y director de "El Juego Mágico", obra teatral presentada con gran éxito en nuestro Estado.
Ibañez nació y vivió hasta los once años en la ciudad de Guanajuato.
Estudió letras españolas, cine y teatro en Francia. "También soy escultor. Las disciplinas
que practico me vinculan básicamente con el arte", me dice con voz modulada, agradable, masculina...
LM.- ¿Y qué calificación te das como escultor? le pregunto mientras nos acomodamos en nuestras respectivas sillas.
JI.- No, pues soy un escultor muy malo y riendo agrega: Me hubiera encantado ser un buen escultor, pero Dios no les da alas a los alacranes...
Juan Ibañez tiene una reconocida y ascendente carrera. Durante su larga trayectoria se ha avocado principalmente al teatro y al cine:
"Podría decir que en el espectáculo, Luz Marcela, he trabajado en todo, menos en el circo.
He sido director, adaptador, traductor de ópera... He dirigido teatro de revista, cabaret, teatro infantil. He hecho radio y televisión.
He sido coreógrafo, he dirigido ballet... Pero el teatro es mi gran pasión. Más que ninguna otra..."
LM.- ¿A qué crees que se deba tu interés por estar en relación directa con un público?
JI.- Pues a algo muy sencillo...
Fíjate que es interesante que me hagas esa pregunta porque yo me la hice hace poco - y encendiendo un cigarrillo me lleva hábilmente de la anécdota privada a una concepción de la vida y el amor-. De pronto me planteé: ¿Por qué estoy yo en esto? Yo me hice esta pregunta porque me empezó a preocupar el aburrimiento en Guanajuato.
No en mí, sino en otros. Y la respuesta es que mi vocación, básicamente, me divierte. Me siento muy afortunado de que me paguen por divertirme - añade con ojos penetrantes e inteligentes -. Uno realmente debe vivir condicionado a las dudas que te propone la vida, y no a las respuestas.
Esto se traduce hasta en formas tan aparentemente sencillas como el amor. Es decir, uno ama realmente aquello que le propicia una curiosidad constante.
El amor como absoluto yo creo que es una mentira. Es la madurez "in between" en inglés la que te obliga a plantearte una serie de preguntas como ésta.
COMPARTIENDO EL JUEGO MÁGICO
LM.- ¿Y los demás no deben saber que tu trabajo te divierte?
Le pregunto astutamente.
JI.- ¿Por qué no? Cualquier artista, si lo es realmente, lo que quiere es compartir su arte. Y yo creo que quienes comparten tu diversión con imaginación, te deben pagar muy bien. El arte no está hecho para ser entendido. ¡Eso es un cuento! La gente quiere entender porque quiere penetrar en el mundo emocional del artista.
Compartir tus querencias con los otros, con los espectadores, es una forma de ser querido.
LM.- ¿Cómo nació "El Juego Mágico"?
JI.- Nació de una inquietud mía por interesar al público en una conflictiva que yo no veía en el teatro, y que para nuestro tiempo es una actividad exótica. Es muy difícil interesar a la gente con algo que le sea real. "El Juego Mágico'' es la obra más compleja de diez que he escrito - se quita por un momento sus lentes para descansar, y continúa hablando de modo preciso -. Yo notaba que el público inteligente se aburre con eso que yo llamo "buen teatro".
¿Por qué molestarte en salir de casa para aburrirte, si prendiendo tu televisor y poniendo un cassette puedes ver el espectáculo que quieras? Esto me obligó primero a buscar a los niños como espectadores, porque los niños es el público más duro, más difícil: si se aburren, no se quedan sentados; se ponen a jugar en el pasillo del teatro, se paran, hablan o gritan.
Yo no los busqué por altruismo infantil. Los busqué porque necesitaba un público fresco, espontáneo. Mi obra no está hecha para ellos. También tuve que ponerme a estudiar ciertos aspectos científicos, particularmente la Física, porque el hombre contemporáneo está viviendo conflictos muy graves en relación, por ejemplo, al manejo de la luz.
Es decir, estamos volviéndonos víctimas de la mala ciencia: La luz vuelta bomba -dice enfáticamente, dejando que estas palabras se fijen unos segundos en mi mente. Yo no lo interrumpo, pues Ibañez atrapa con su profunda conversación-. Básicamente, la bomba atómica es el mal uso de la ciencia. Entonces me interesé en hacer una obra de teatro que hablara de la luz, de la maravillosa ventaja que nos da ser esos animales que transformaron la luz en electrónica. Pero también como animales trágicos y crueles, capaces de hacer una bomba.
Cuando en esta obra se dice: "El hombre aprendió a meter toneladas de luz en un recipiente", en el público de los E.U., se sentía una reacción tremenda porque los norteamericanos sienten que la guerra atómica es una cosa seria, que es próxima. Nosotros la vemos como algo lejano. No lo es, pero así la vemos. "El Juego Mágico" es el juego de la imaginación.
Somos el único animal que tiene imaginación. Y somos un animal trágico porque somos un animal que ya sabe que no va a saber - y después de encender otro "Gitano", prosigue entusiasmado - :
La Física moderna ya probó que no vamos a saber. Y esta frontera que tocamos del Universo ya sabemos que es una mínima frontera, que hay mucho más. Pero a pesar de que somos un animal trágico que sabe que no va a saber, podemos jugar y podemos volver de nuestra tragedia un juego. Este juego es el arte.
LOS PÁJAROS NO CANTAN
LM.- ¿Y por qué relacionaste este juego con la Opera?
JI.- Somos el único animal que canta. Los pájaros no cantan: se quejan o se comunican a través de los sonidos que emiten. Yo creo que "El Juego Mágico" es una manera muy clara de explicar, cantando, qué es un ser humano.
Además, yo soy un amante de la Opera. Me encanta la Opera.
LM.- Juan, ¿Podríamos decir que la ciencia ha revolucionado la educación con la luz? La TV es lenguaje básicamente de luz.
Concretamente, mi pregunta es: ¿Cómo ha influido en los niños esa masa informativa tan penetrante que proyecta la TV?
JI.- Bueno, los niños de todo el mundo están pasando por una serie de conflictos educacionales muy serios. Viven una época tecnológica complicadísima, en la que la tecnología va mucho más rápido que el orden educativo que los rodea. Lo grave es que los niños contemporáneos son mucho más inteligentes que los niños de antes. Hay niños que no quieren pensar, y no es que no sean inteligentes, son muy inteligentes, lo que sucede es que no los enseñamos a usar bien esa inteligencia.
La falta de estímulo imaginativo en los niños es una catástrofe mundial... Por eso cuando el Gobernador me propuso que me viniera a colaborar con él -porque la clave de todo esto está en que el gobernador Corrales Ayala sea un hombre abierto- como director de una televisora, sentí que era una responsabilidad tremenda, como tener un tesoro en las manos, puedo hacer el mal y puedo hacer el bien.
COMO SACARSE UNA LOTERIA EXISTENCIAL
LM.- Ya para terminar esta interesantísima conversación -le inquiero-, ¿Qué buscas para ti en el futuro?
JI.- Yo lo que quiero es seguir divirtiéndome con mi vocación.
Mira, yo tuve buenos maestros.
Fui alumno personal de Luis Buñuel, que es al que recuerdo con más cariño. Y yo notaba que Buñuel, ya viejo, se seguía divirtiendo muchísimo. Era algo que yo no entendía... Ahora empiezo a entenderlo. Es un privilegio que la naturaleza o el destino o Dios, le dé a uno esta vocación, porque es una manera de alargar más la diversión por vivir. Si tú me dices:
"¿Qué intentas en el futuro?" Yo te contestaría lo mismo. Es una forma de felicidad consciente, lo cual hace que no sea felicidad.
Porque yo creo que la felicidad básicamente está en no darse cuenta de ella. El que se da cuenta de su felicidad es porque ya la perdió. O porque aspira llegar a ella. Pero trabajar en el campo de la actividad artística yo creo que es como sacarse una lotería existencial.
Así, termina Juan Ibañez develando el camino de su vida. Como dice George Santayana: "No hay cura ni para la vida ni para la muerte sólo para gozar el intervalo"
Así es Juan Ibañez.
17 Junio/1986
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