top of page
Foto del escritorLuz Marcela Vera

Ing. Edgardo Meave Torrescano - Una orden se da una sola vez

Actualizado: 8 ene 2021

Para la economía de la ciudad de Guanajuato, las principales fuentes de ingreso giran en torno

a cuatro actividades fundamentales:

La política, la minería, la educación universitaria y el turismo. El ingeniero Edgardo Meave se desempeña en ellas como hombre de mando. En las entrañas ven la superficie de la tierra,

desde la Gerencia General de la Cooperativa, dirigiendo la extracción de metales preciosos, como

Presidente Municipal construyendo túneles para comunicar entre sí los diversos puntos de la

ciudad y hacerla más atractiva a los turistas, e impartiendo su clase en la Universidad.


A principio del siglo XIX, el apogeo minero en Guanajuato produjo entre la cuarta y la quinta parte

de toda la plata extraída en Nueva España, y una sexta del total producida en toda América. O sea,

ocupaba el primer lugar como productor de plata; le seguían el Real de Catorce y luego Zacatecas.

Esa riqueza le hizo decir al científico Humboldt, "sus vetas exceden en riqueza a cuanto se ha descubierto en las demás partes del mundo"

LM.- ¿Cuántas minas trabajan actualmente ustedes, ingeniero?

EM.- Las minas de Valenciana, Cata, Rayas y San Vicente y San Ignacio. Indiscutiblemente, lo

mejor de lo mejor ha sido ya explotado, pero a pesar de que se supone que estas minas están en

agonía, estoy seguro de que contamos con reservas para muchos años. Todas pertenecen a la Cooperativa y explotamos oro y plata...

LM.- ¿Hay alguna participación extranjera en la Cooperativa?

EM.- No. Todos los miembros son mexicanos, y el capital también es mexicano, ciento por ciento.

LM.- ¿Cuántas personas trabajan en ella?

EM.- 900 hombres. Es un centro de trabajo muy grande para Guanajuato.

LM.- ¿Y a dónde envían el metal, ingeniero?

EM.- Nosotros lo molemos aquí en una planta de beneficio que tenemos en la Hacienda de Bustos.

Ahí se obtiene un concentrado de oro y plata que enviamos a la fundición de Peñoles, en Torreón,

y ahí sí ya salen las barras de oro y plata. Nosotros producirnos más o menos una tonelada y media de plata pura y unos 24 kilos de oro puro mensualmente.

LM.- ¿Qué profundidad tiene una mina?

EM.- Las minas de nosotros no son muy profundas. Tienen medio kilómetro de profundidad, esa es la profundidad a la que estamos trabajando actualmente. Allá abajo hay tractores, camiones, maquinaria grande, hay comedores y demás servicios para los mineros.

LM.- Se sabe que a principios del siglo XVIII el trabajador de las minas pocas veces rebasaba los

cuarenta años de edad, tanto por muerte accidental como por enfermedad profesional. A la fecha

¿están al día en cuanto a la tecnología de la explotación minera en Guanajuato?

EM.- Procuramos adquirir maquinaria moderna, de la que están lanzando al mercado países tan avanzados corno Finlandia, Suecia y los Estados Unidos. Las nuevas tecnologías han mejorado

considerablemente el ambiente del trabajo dentro de las minas.

Lo que está dentro de nuestras posibilidades económicas lo adquirimos.

LM.- ¿Cuántos años tiene usted trabajando en minería?

EM.- Treinta y siete años. Yo me gradué como ingeniero de minas aquí en Guanajuato en 1947, y

desde entonces, con excepción de dos años que estuve en la Universidad de Wisconsin, donde estudié la maestría de geología, he estado trabajando en mi profesión.

Traje, camisa y corbata a rayas, de tez morena, el ingeniero Meave habla de modo severo, pero con sencillez una vez que ha tomado confianza.

LM.- ¿Y a usted le gusta bajar?

EM.- Sí, sí me gusta. Actualmente no lo hago sólo porque mis obligaciones están en los niveles directivos, pero muchos años trabajé en la operación de las minas.

Me gusta el ambiente. Me gustan los trabajos rudos y andar lleno de lodo y sudar. Es un trabajo peligroso, pero interesante, emocionante.



GUANAJUATO, UN QUESO GRUYERE


LM.- Este tema de minas podemos ligarlo al de túneles: ¿porqué su afán de conectar a Guanajuato por túneles?

EM.- Guanajuato nunca se planeó para albergar y dar fluidez a una cantidad tan grande de vehículos como la que ahora circula por sus calles. Entonces pensamos que resolver el problema vial implicaba destruir la ciudad. ¿Cuál era la solución? La solución era hacer calles pero subterráneas. A mí me ha tocado dirigir la construcción de todos los túneles. El primer túnel se hizo en la época del Lic. Manuel M. Moreno. La última inundación que hubo nos hizo pensar en un túnel de desagüe de 1250 metros de longitud.

Y ese primer túnel sirvió de modelo para planear las vías subterráneas que han resuelto en parte el problema vial y son de gran utilidad para la ciudad. Hacer un túnel es un trabajo de mineros. Hacer una calle sería baratísimo, pero destruiríamos la ciudad. Ya hemos hecho cinco o seis túneles y hay proyectos para hacer más.

Vamos a hacer de Guanajuato un queso gruyere, pero sin destruirlo.

LM.- ¿La construcción de los túneles no afecta los cimientos de la ciudad?

EM.- Todavía no se nos ha caído una casa. Es verdad que en algunas se han producido agrietamientos por las explosiones de tantas toneladas de dinamita, pero se han reparado y son pocas. Hasta la fecha no hemos tenido ningún accidente serio, porque usamos todas las precauciones debidas.

LM.- Ingeniero, usted está catalogado como un hombre de carácter enérgico. ¿Está usted de acuerdo en esta apreciación?

EM.- Me mira a través de sus lentes de grueso aumento, y responde: "En cierta parte, sí. Toda

mi vida me ha tocado desempeñar trabajos de mando. Y un ejecutivo debe pensar siempre con la

cabeza y no con el corazón. Si uno tiene que dar muchas veces una orden, está uno perdido. Una orden se da una sola vez. La rudeza de mi trabajo ha influido seguramente en mi carácter, aparte de los factores que va trae uno de nacimiento. ¡Pero no soy tan gruñón como físicamente parezco! Y al reír cambia su recia faceta.


MI AFÁN ES SERVIR AL PUEBLO DE GUANAJUATO


LM.- Ingeniero, yo recuerdo que un grupo se opuso a su gestión durante los primeros meses... EM.- Sí, durante los primeros dos o tres meses. Era un grupo de gente experta en difamar y en insultar, que venían de Oaxaca, de San Luis Potosí y Veracruz, traídos por un grupo político. Cuando iban a pronunciar mi nombre, volteaban a consultar los letreros que estaban por ahí escritos, pues ni siquiera eso sabían. Ahora reconozco que sí me molestaron, pero pues el tiempo pasó, y a la fecha creo que esas molestias me engrandecieron por dentro con el deseo de hacer algo por Guanajuato.

Entonces en vez de causarme un problema, me causaron un beneficio, porque me alentaron a

luchar y a demostrar que puedo ser un buen administrador.

LM.- Ingeniero, con la experiencia de las dos gestiones en su haber como Presidente Municipal, ¿me puede explicar qué busca el hombre en el poder?

Apoyado en el respaldo de su sillón negro, me dice: "Hay dos ángulos: mandar por vanidad, o por afán de servir a los demás. La vanidad no reza conmigo. Mi afán es servir al pueblo de Guanajuato, de esta tierra en que nací y que quiero mucho. Y para poder servir se necesita el poder.

En la oficina del ingeniero, donde se hace la entrevista, entra buena luz de tres ventanales con cortinas verdes, al tono del de la alfombra. Hay además una bandera, un librero empotrado, una T.V., las fotos de rigor y varias sillas alineadas al escritorio principal, donde se acomodan a un lado dos teléfonos que cantan quedamente pero sin interrumpirnos.

LM.- Durante su anterior administración se construyeron túneles y se solucionó el problema del agua potable. Actualmente, se ha visto una gran obra que se lleva a cabo en la ciudad.

EM.- Reconozco que durante la presente administración se están haciendo obras de mayor cuantía apoyados por el gobierno del Estado.

Que además tiene más planes como un nuevo panteón, una gran carretera a Silao, un estadio... En fin, una serie de obras muy grandes.

LM.- ¿Qué impresión tiene de su estancia en la Presidencia?

EM.- Mi estancia en esta presidencia me ha hecho sufrir y batallar, pero me siento tranquilo, satisfecho de hacer algo por Guanajuato.

Estamos logrando cumplir con ese gran compromiso.

LM.- Ingeniero, ¿Qué planes tiene para el futuro?

EM.- Al terminar correctamente mi función como Presidente Municipal, ya no meterme en más líos.

Ya cumplí como ciudadano: Dedicarme a leer, estudiar, mis clases y tal vez viajar un poco.

LM.- ¿No es usted demasiado franco para ser político?

EM.- Me gusta decir la verdad.

A veces no cae bien, pero ni modo.

Aunque claro, me cuido de decir una cosa con razones. Es muy triste eso de criticar por criticar...

Ahora creo estoy hablando de más, pero es porque me siento a gusto, tranquilo.

LM.- ¿A qué personaje de la historia del arte admira más?

EM.- A Gauguin, porque supo hacer su vida como quiso. El formó una familia de seis o siete hijos, y un día dijo: "Me voy a los mares del sur". Y se fue. Hizo lo que quería y fue feliz. Lo peor que puede hacer uno es hacer lo que no le gusta. Eso es un martirio. Yo soy un hombre feliz porque, como él, he logrado lo que he querido. No soy un hombre ambicioso de dinero.

Me interesa más la felicidad y el dinero no es la felicidad. A pesar de que soy un hombre de mando, soy un sentimental y considero que la realización de las ilusiones es lo más valioso. Honestamente, sin hipocresías, tengo dos personalidades: la de mando y la de mi vida de sentimientos...

Es hora de despedirnos: el mismo ingeniero ha concluido honestamente su Genio y Figura.

22 Marzo/1987

193 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

©2020 Contenido original de Luz Marcela Vera

  • LinkedIn
bottom of page