Ricardo Hernández Sorcini - Yo fungía como presidente de la Unión Cívica el 2 de enero
Actualizado: 26 dic 2020
Una simbiosis inusual entre un sinarquista y un masón dio lugar al nacimiento de la Unión Cívica Leonesa, agrupación política que tenía como objetivo defender los derechos cívicos del pueblo contra las arbitrariedades de un poder público que pretendía hacerse absoluto.
Sumamente puntual, Ricardo Hernández Sorcini me está esperando para tener una plática de estos hechos, donde dejará que sus palabras recorran los años.
TODOS SOMOS HERMANOS
LM.- Don Ricardo, hay una cosa muy interesante que usted recuerda muy bien y que quiero me platique: ¿Cómo y por qué nació la Unión Cívica Leonesa?
HS.- Bueno, lo que nos motivó a fundarla fue que ya estábamos hasta acá del gobierno municipal y del Estado... -Y cruzando su pierna formando un cuatro bien notorio por lo delgado de su físico, agrega: "Éramos un grupo de 15 personas que nos reunimos en el antiguo casino de esta ciudad, en el año de 1944 ó 45, a instancia de José Trueba Olivares, uno de los principales sinarquistas. Concretando, nos propusimos invitar a los leoneses a que se unieran al lema Un León Mejor. Y empezamos a crecer y crecer, al grado que llegó un momento en que era insuficiente el salón que nos prestaban en el casino. Y empezamos a hacer mítines. íbamos contra los verdes, los rojos, los amarillos...
Constituimos los estatutos, y la Unión Cívica empezó a ser legal.
En México y fuera de México se habló mucho de ella. En Argentina la copiaron. Trabajábamos en una forma verdaderamente cívica. Verificamos unas elecciones para elegir mesa directiva.
Yo fungí como presidente y el Lic. Trueba como vicepresidente.
Haciendo a un lado la cuestión de la religión y lo que fuera. Porque ya pertenecía a la Logia Masónica Nacional desde 1926; al grupo El Faro del Centro 128. En aquel tiempo nuestras casas fueron señaladas con una cruz por los cristeros, con el objeto de hostigarnos o destruirnos. Y en una ocasión el padre Pro llegó a mi casa a pedirme refugio, porque sabía que allí tenía seguridad. Venía de Los Altos rumbo a México…. y sin detenerse, continúa hablando: "Ahí aprendí a manejar a la humanidad. Mira, te voy a contar: Mi madre y yo vivíamos en un cuarto pequeño con mis dos hermanos, y al lado vivía una señora cuyo hijo era sacerdote.
Pues este hombre hizo promociones para sacar a mi madre de nuestra vivienda y llevarla a un hospital, porque tenía una enfermedad contagiosa. Entonces mi madre murió, y yo tuve que sostener a mis hermanos de tres y cinco años. Yo tenía catorce. Fui a la Iglesia de Santa Ana a hablar con el señor cura, y me dijo: "No te preocupes. Dios te ayudará".
¡Un niño de 14 años recibir esa respuesta! Entonces entré con los metodistas, los bautistas, los protestantes... Todos me catequizaban, pero ninguno me convencía.
Hasta que llegué aquí a León y entré a la masonería que tiene una tesis nada más: como hijos del Creador, todos somos hermanos.
La hermandad de la masonería tiene ese fundamento. Y para mí ha sido un placer ser útil a los demás, tenderles una mano. Esa es una de las cosas que más me llenan a mí..."
EL PUEBLO ELIGE SU CANDIDATO
El día vibra afuera, al igual que los sentimientos de Don Ricardo, quien se para y recorre la puerta de un ventanal. Inmediatamente nos inunda el frescor que retenía el verde jardín.
LM.- Pero volviendo al tema de la Unión Cívica. Don Ricardo, las elecciones municipales ya estaban en puerta con el candidato del Gobierno, el Dr. Quiroz, que había sido director del Hospital...
HS.- Sí. Era un hombre responsable y muy buen médico. Por lo que sin nosotros saber que le habían propuesto la presidencia, fuimos los representantes de la UC para lanzarlo como nuestro candidato. A lo que él nos contestó:
"Nooo, Sr. Hernández Sorcini, este asunto ya está hecho ".
Entonces, no teniendo candidato, citamos al pueblo a una reunión en la plaza principal para que ahí, a grito abierto, el pueblo eligiera su candidato a la presidencia municipal. Sin exagerarte, había unas dos mil gentes. La Plaza estaba llena. Fuimos proponiendo nombres: Don Gonzalo Torres Martínez, don Ignacio Montes de Oca, Rubén Cabrera, pero al nombrar a Carlos Obregón -que tenía una peletería muy importante-, fue aprobado unánimemente. Y de ahí nos fuimos a su casa a participarle.
Y él muy espantado nos dijo: Yo no me meto en esas cosas ".
Y yo le contesté: "Miré, don Carlos, aquí no se trata de que si quiere o no quiere. El pueblo de León lo ha señalado a usted como candidato. Tiene usted que aceptar a como dé lugar ". Y no tuvo más remedio...
Carlos Obregón resultó electo presidente municipal, pero su triunfo no fue reconocido por el Gobierno, desarrollándose la masacre el 2 de enero. Los ojos de don Ricardo brillan al recordar:
"El coronel Cano Martínez tenía en Palacio Municipal apostados soldados para cualquier contingencia, porque el pueblo de León estaba en movimiento, y tenían miedo. Un individuo que tenía un comercio en el portal disparó una pistola provocando la balacera. Eran las nueve de la noche y ya estaba en el casino, con mi secretario, que era un miembro de la CTM de Ferrocarriles, cuando oímos un griterío afuera y al salir al balcón, me aventó al suelo, porque en ese momento entró una bala y rompió un espejo. Algunos minutos más tarde me aprehendieron agentes del Gobierno del Estado, y me tuvieron detenido hasta la semana siguiente, porque me negaba a firmar unas declaraciones que yo no había hecho".
SU PRESIDENTE MUNICIPAL
La figura de don Ricardo es muy conocida. Hoy ya tiene su cabeza, cejas y bigote blancos, pero su complexión sigue delgada y camina erecto, lo que junto con la emoción que despide hace crecer su estatura en los momentos más interesantes del relato.
Cuando salgo de la cárcel, junto con Guadalupe Durán, un curtidor leonés, y Trueba Olivares nos entrevistaron en los Pinos con Ávila Camacho. "Después de que expusimos los hechos, el Presidente se nos quedó mirando -sentado a la orilla de su escritorio, estaba Nicéforo Guerrero. Entonces Ávila Camacho nos presentó con el licenciado Guerrero, y nos dijo: "Les voy a suplicar que se pongan de acuerdo con el señor Gobernador Provisional: Nicéforo Guerrero".
LM.- Don Ricardo ¿Qué tuvo que ver el Dr. Pascacio Gamboa, quien fuera Gobernador de Chiapas, en todo esto?
HS.- Él nos recibió después en su casa.
Y ahí nos expuso que ya se había tomado la decisión de convocar a nuevas elecciones para Presidente Municipal. Y Guadalupe Durán que tenía sus pantalones le dijo: "Esto es un relajo. No quieren al que ha sido postulado por el pueblo.
Vámonos, no tenemos necesidad de estarles viendo la cara a estos señores". Y decidieron abandonar las negociaciones él y Trueba Olivares. Pero yo me calmé, y seguí hablando. Quedamos de vernos al día siguiente. Al llegar, Gamboa me puso la mano en el hombro y dándome unas palmadas me dijo: "Se salió con la suya.
Ya está solucionado el problema.
El Presidente Municipal va a ser su don Carlos Obregón".
UCL-PRI
LM.- Y así llegó a la Presidencia Municipal Carlos Obregón... Pero ¿Qué pasó después de este triunfo de la Unión Cívica?
HS.- Los miembros de la UCL constituyeron aquí el primer comité del Partido Revolucionario Institucional. Nosotros queríamos promover todas las cosas benéficas para la ciudad: Pavimento, drenaje, instruir al pueblo... -Expresivamente, don Ricardo habla moviendo sus brazos, en un vaivén constante, haciendo tilintear su reloj-. El licenciado Díaz Infante fue quien sustituyó a Nicéforo Guerrero como Gobernador Provisional. Entonces vino el asunto de la campaña del Lic. Alemán, como candidato del Partido oficial a la Presidencia de la República, y nos hicimos alemanistas.
Los sinarquistas y los de Acción Nacional, nos hicieron una invitación para unirnos a su partido que tenía diez años de fundado. Pero rechazamos la invitación.
Bueno, pues ellos fueron los que nos tildaron de traidores, chaqueteros, sinvergüenzas, por lo cual muchos nos abandonaron.
El trienio de Carlos Obregón lo puedo calificar de mediocre y también eso defraudó mucho. Pero cuando Alemán vino a León le hicimos una recepción en la Calzada todos los de la Unión Cívica, con unas pancartas que decían: "BIENVENIDO, SEÑOR LICENCIADO ALEMAN". No nos equivocamos. Yo te puedo decir que gracias a eso empezó el despegue de León, de Guanajuato y lo considero el mejor Presidente que hemos tenido.
Entre otras cosas don Ricardo recuerda su participación con el exgobernador Torres Landa: "Estoy dispuesto a colaborar contigo, le dijo, pero cualquier cosa que yo vea que anda chueca, me salgo".
Eso es lo que yo necesito, respondió Juan José.
Ricardo Hernández Sorcini tiene otros muchos detalles presentes en su memoria, fotografías y escritos que amplían el tema, prometiendo volver a llamarle y visitarle, sé que debo ya despedirme y dejarle. Don Ricardo, una última pregunta, ¿usted cree que León sigue siendo el mismo pueblo, que tiene el mismo ímpetu para defender su libertad, para defender la democracia?
HS.- Hay una situación especial ya en León. Por el aumento de población, por las grandes industrias que se han creado. El ciudadano leonés se ha transformado como consecuencia del progreso que está modificando a México. Los que ahora son señores de las fábricas, son los nietos de los creadores de los antiguos talleres familiares. Entonces podemos decir que en el nuevo ámbito industrial hay una modificación espiritual y social.
Pero siempre se debe de luchar por un León Mejor.
24 Abril/ 1988
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