Eloy Cavazos - Yo me arrimaba más que los demás
Actualizado: 26 dic 2020
La plaza completa grita al unísono "To-re-ro, to-re-ro..."; pañuelos blancos se agitan como aleteos de palomas, mientras Eloy Cavazos, triunfante, recorre el ruedo con los brazos en alto, dueño del momento. Su dominio y sapiencia en las lídes taurinas, "ganando con la muleta y cortando con el estoque", sigue afianzando su lugar.
127 CORRIDAS AL AÑO
" Con un récord de 127 corridas al año, llegué a torear hasta cuatro veces en un día. Moviéndome en avión, carro, avionetas, en lo que fuera, para llegar a los distintos lugares a cumplir mis compromisos...", me dice Eloy mientras se rasca la punta de la nariz como recordando una pesadilla de la que huyó a un retiro de dos años siete meses...
"Yo quería torear más que los demás, y si los demás cobraban tanto, yo quería cobrar más que los demás, y si los demás se arrimaban de una forma, yo me arrimaba más... Y llegó un momento en que me cansé, me desesperé y dije. "Hasta aquí le paro. Me voy a casa". Y mojándose los labios declara el porqué de su regreso: "Mi retiro ya no lo aguantaba.
Empecé a extrañar muchas cosas: los aplausos, los viajes, el público, los halagos, los toros. Empecé a extrañar el miedo y todo lo que sentía cuando toreaba. Entonces me puse a torear en festivales benéficos. Y me pegó una cornada muy fuerte un novillo de Aguascalientes, y dije: "No, ya aquí muere" (risas). Pues se supone que en este tipo de corridas hay un riesgo mínimo y luego sale el novillo chiquito y medio me mata.
Hablé con mis hijos y con mi esposa, y me brindaron todo su apoyo para mi regreso, pero me hicieron prometer que no iba a torear más de dos o tres corridas mensuales".
Y meditando un poco agrega: "Yo creo que el momento de retirarse es cuando el público ya no acepta al torero, y el torero ya no tiene la ilusión de pelear por un lugar en la tauromaquia".
LM-· Hace un momento hablabas de extrañar el miedo. ¿Cómo es posible que puedas "gozarlo" en una plaza, amenazado por un toro y presionado por el público?
Con una mueca personal que sonríe solo para un lado, responde:
"Cuando los cuñados y los suegros te prohíben andar con una muchacha, es cuando gozas más el momento de estar con ella. Se sufre mucho durante una corrida, pero cuando están rodando bien las cosas, también se goza mucho".
14 CORNADAS
"Una figura del toreo es un elegido. Tienes que ser elegido porque obviamente te vienen muchas cosas independientemente de tu voluntad. La ayuda de Dios, por ejemplo. Yo tengo catorce cornadas, y ninguna me ha afectado de manera permanente. O sea, sale el toro y te pega una cornada en un hueso, y quedas mal para siempre. Y yo no le puedo decir al toro: "Pégame en tal parte"... Entonces sí he tenido mucha suerte en eso, pero también creo que uno se forja su propio destino, y que tienes que ser muy profesional en lo que te dediques...
Creo que es muy difícil ser Presidente de la República y es muy difícil operar un corazón, pero el jefe dijo: Ayúdate, que yo te ayudaré.
Yo soy una persona muy creyente, y creo que todos somos elegidos de Dios en distintas etapas de nuestra vida.
Desde que éramos muy niños, mi mamá nos ponía a rezar en la noche, y ella pedía que tuviéramos una casa, porque papá nos llevó a una plaza de toros. Donde él trabajaba como conserje en la plaza. Barríamos, cuidábamos, les dábamos de comer a los toros, velábamos la plaza. Mi madre quería que saliéramos de aquella miseria. Y así me empecé a enseñar desde chiquito a que pidiéndole a Dios podemos obtener su ayuda. Siempre lo hago con mucha devoción.
Entonces podemos decir que el toreo me nace y lo aprendo por esa infancia tan cerca del ruedo... Si yo hubiera nacido en una cancha de futbol, a lo mejor me hubiera gustado jugarlo. Pero en la plaza, nuestra vida giraba viendo desencajonar toros, veíamos cuadras de caballos y novilleros entrenando todos los días... Pero, aún hoy los toreros nunca acabamos de aprender. Siempre tenemos una lidia distinta. Si, porque los toros que conoces son los que ya mataste...
CAFES Y DEL 5 Y MEDIO
Cada corrida es una sorpresa.
Hay toros que salen buenos, por un lado; hay toros que salen buenos por los dos lados. O toros malos.
El matador improvisa los pases según vayan embistiendo los toros, toreando por verónicas pies juntos para rematar con media impecable, derechazos ceñidos,
o derechazos para girar con el martinete. Todo para llevar la faena a la suerte suprema.
EC.- Cada corrida, ¡caray!, sí es una sorpresa. Yo siempre salgo a entregarme.
LM.- Pero dime, ¿Qué es brindar un toro?
EC.- Es algo muy hermoso -me dice emocionado marcándosele en esos momentos más el hoyuelo de su barba-. Es tan hermoso como tener un hijo e invitar a alguien de compadre. Es dar lo máximo dentro del toreo. Te voy a platicar una anécdota que me pasó aquí.
Un día le brindé un toro a un zapatero así: "Va para usted. Que sean cafés y del 5 y medio”. (Reímos).
LM.- Eloy, ¿y aparte de ser torero te dedicas a algo más?
EC.- Inicié varios negocios, y ahí me di cuenta de que no sirvo para nada (risas). Puse una tienda de artículos deportivos en compañía de mi cuñado, y todos iban y me pedían fiado. Y yo fiaba. O llegaban chamacos que necesitaban tenis para entrenar, y pues se los daba...
Total, que le dejé el negocio a mi cuñado, y con él sí camina. Y ahora no sé, a lo mejor todo el mundo está pensando que le estoy tirando a la política, porque me he hecho muy social, pero le tengo pánico a la política. Mis metas son familiares. Ahorita toda mi ilusión, toda mi esperanza está en mis hijos. Ya no tengo la meta de querer romper el récord, de conquistar países... y hablando con sus ojos cafés, viendo a lo lejos confirma: "Ahorita toreo por un placer, toreo por necesidad moral, porque necesito estar toreando.
LM.- ¿Qué opinas del toreo actual?
EC.- Pienso que en este tiempo que yo estuve retirado, dejamos el pastelito a ver quién se lo quería comer, y nadie se lo quiso comer.
Es muy necesario para nuestra fiesta que salgan toreros jóvenes con ansiedades de torear. Y que aprieten más. El toreo no se estanca. Cada día se hacen más plazas de toros, cada día se forman más ganaderías... La cosa es nada más que salgan toreros que tengan hambre de triunfar y de ser mejores.
El tiempo de la entrevista se termina. El regiomontano se despide dejando palabras de la vocación que le anima. Y parte como cualquier tercio de toros a conquistar orejas y rabo camino a la puerta de cuadrillas.
17 Abril/1988
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