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Foto del escritorLuz Marcela Vera

Enrique Cardona Arizmendi - Yo no estoy de acuerdo con la Pena de Muerte

Actualizado: 18 dic 2020

Desde una trinchera o desde la contraria, como Agente del Ministerio Público o como Defensor de Oficio, como Procurador de Justicia o como Presidente del Tribunal Supremo del Estado, como Defensor Particular o como Titular del Tribunal Fiscal, la finalidad del licenciado Enrique Cardona Arizmendi ha sido siempre la misma: la aplicación de la ley y la consecución de la justicia.

SIN EL DERECHO NO PODRÍAN VIVIR LOS HOMBRES

"Es curioso que me pregunte usted: ¿Qué son para mí las Leyes?"

Comienza así la conversación con un hombre de sosegada reciedumbre, enérgica mirada. Que habla despacio y bajo, y cuando sonríe su rostro adquiere una extraña placidez. "El Derecho es un instrumento de justicia, un elemento indispensable para la vida gregaria, para regular una pacífica convivencia. Sin el Derecho no podrían vivir los hombres, regresaríamos a la Ley de la Selva".

LM. Aunque la justicia humana es una justicia que podríamos llamar imperfecta...

CA. - Claro, como toda obra humana.

LM.- Tiene sus límites... Pero, dígame, ¿Qué es lo que le motiva sobre todo a ejercer su profesión?

CA. - Fundamentalmente, que es un instrumento para la resolución de los conflictos.

Responde con sencillez el que fuera Presidente de la Comisión Redactora del proyecto que básicamente se convirtió en el actual Código Penal del Estado. Y explica cuáles son los principales aciertos de este Código: "Sin falsas pretensiones o presunciones, es un ordenamiento legal muy avanzado desde el punto de vista técnico, sobre todo, en lo que se llama la Parte General, que son las normas aplicables a todos los delitos. Pero obviamente en la actualidad, en lo que se refiere a la parte especial, o sea los delitos en particular, requiere ya que se actualice de acuerdo con la evolución social, económica y política. -Mientras habla acerca un cenicero-. Ha habido cambios muy importantes, sobre todo en materia económica, que ese código no ha tomado en consideración, y ahora debe ajustarse a todas esas realidades que pretende regular".

LM.- Licenciado, cuando el hombre asume el papel de juzgador, el papel de designar el bien o el mal, ¿es fácil aceptarlo? ¿No tiene después remordimientos?

CA. - No, no es fácil -reconoce-.

En primer lugar, requiere tener una muy sólida preparación jurídica, porque lo que hace el juez es aplicar la ley. Pero la ley deja siempre un margen de discrecionalidad.

Es imposible que la ley sea rígida, y ahí es donde entra la sensibilidad, la preparación, la moralidad y la comprensión del juzgador. Ese es el límite de discreción, que es muy difícil de ejercer.

DAR A CADA QUIEN LO QUE LE CORRESPONDE

Este hombre, autor de dos libros publicados sobre Derecho Penal, parece que conociera todas las preguntas, presintiendo ya de antemano la conversación, como también todas las respuestas.

LM.- Licenciado, la situación por la que estamos atravesando en la lucha del hombre por obtener más ingresos, ¿constituye un motivo para que surja más delincuencia, más robos?

CA. - Bueno, todo influye, no solamente la situación económica, sino también, por ejemplo, una tendencia al consumismo. Los medios masivos de comunicación pueden influir directamente, y a veces subliminalmente, en el individuo, no precisamente para llevarlo a delinquir, pero sí propiciando una formación egocéntrica en donde se inicia el desprecio hacia los derechos de los demás.

LM.- ¿Cómo definiría usted a la justicia?

CA. - Ha habido muchas definiciones en relación con este término, pero yo diría que es dar a cada quien lo que le corresponde.

LM.- Licenciado, ¿en México no existe la pena de muerte?

CA.- No existe, salvo en materia militar. Yo no estoy de acuerdo con la pena de muerte. Se supone que esta pena es de máxima ejemplaridad, pero el fenómeno de la delincuencia es tan complejo, tiene tantos factores, que implantar la pena de muerte es tomar una decisión simplista, sin una buena base criminológica, y por otro lado entraña reconocer un fracaso de las medidas para regenerar al delincuente. Es la confesión paladina de que el Estado no puede regenerar, y como no puede regenerar, hay que exterminar a los delincuentes. A mí me parece que es preferible buscar otras soluciones.

Se ha demostrado en otros países que la pena de muerte no es suficiente para detener el fenómeno de la criminalidad...

LM.- ¿Entonces la solución radica en aumentar años y años tras las rejas a los culpables?

CA.- La forma de regeneración del delincuente es una de las tareas más complejas que pueda tener el hombre, porque hay que tener en cuenta multitud de factores: el ambiente familiar, el ambiente social, la información del individuo, la drogadicción, el alcoholismo, etc. Todos estos factores no han sido adecuadamente combatidos en el mundo entero. Ahí quizá podamos encontrar alguna de las fallas para poder combatir la delincuencia. - Una tos inesperada hace que su notoria manzana desaparezca varias veces, hasta que vuelve a continuar el tema:

"Nosotros pensamos que el desarrollo de nuestro país es lo que no permite encontrar una regeneración del delincuente, sin embargo, otros países económicamente muy poderosos y muy desarrollados no alcanzan los buenos resultados que se esperan en esta tarea de regeneración. La cuestión va mucho más allá de crear una norma penal que combina una determinada conducta con una pena y aplicarla".

JUECES DE PRIMERA INSTANCIA

Como Presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado el Licenciado Cardona Arizmendi tiene bajo su jurisdicción 76 jueces de primera instancia y 54 que llaman menores. "Creo -explica que es correcto que haya una opinión colegiada cuando se nombre en pleno del Supremo a los Jueces.

Lo que nos falta todavía es una más amplia información sobre los candidatos a jueces, tanto información moral, como información técnico-jurídica. Ese es uno de los puntos que necesitamos reforzar, y es uno de los puntos de nuestro proyecto de trabajo.

La ciencia del Derecho va avanzando, y hay que ir ajustando los ordenamientos legales a la ciencia. Lo podemos concentrar en dos palabras, Modernizar y descentralizar la administración de justicia. Estamos apenas iniciando un estudio para ver los cambios que deben realizarse, en qué sentido, con qué profundidad, con qué amplitud, para tener un fundamento y proponerlo ante las instancias que correspondan para que se implante en este Estado. Y que es precisamente la revisión de nuestra legislación penal, para justamente adecuarla a la evolución y a la realidad que pretenden regular esas leyes".

LM.- Cualquiera diría que por su profesión y por sus altas responsabilidades, su carácter debería ser muy tenso.

CA. - No, yo soy muy tranquilo. Yo siempre he tenido una enorme ventaja: cuando salgo de mi trabajo, el trabajo se queda ahí.

LM.- Bueno, eso muy pocos lo pueden hacer. Dicen que Napoleón lo hacía...

CA.- Es mi temperamento. No me estoy preocupando de las cosas anticipadamente. Además, todo tiene solución. Y lo que no tiene, menos debe preocuparnos. La vida

vale la pena vivirla.

11 Septiembre/1988

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